Gibeles
Un día, de noche, repasaba el perímetro de la plaza de Cibeles.Esa noche, momentos antes de hacerse de día, decidí caminar' sobre mis huellas formando círculos para confirmar lo transitorio que es el presente y lo rápido que se convierte en pasado.
Pero cuando estaba a punto de confirmar que aquello que ha pasado ya nunca volverá, unas sombras de silueta antigua tomaron por asalto la fuente de Cibeles. Mi trayectoria se rompió igual que se altera la del electrón en la fisión nuclear.
La tuna celebraba una de sus pruebas de iniciación a la secta, se meaban en esas aguas históricas al mismo tiempo que acosaban sexualmente a la indefensa diosa.
Los coches de la Policía Municipal se paseaban con la misma pasividad que los caballitos de un tiovivo.
Cuando los tunos acabaron con sus ritos, unas masas fanáticas de seguidores del Real Madrid invadieron la fuente de nuevo, se manifestaban contra la cultura ocupando salvajemente esa porción de nuestra condenada ciudad.
Muchos más coches de policía utilizaban su capacidad de camuflaje para permitir toda aquella barbarie.
Pero lo peor de todo es que este espectáculo se repite constantemente, se vuelve al pasado con demasiada facilidad.
La única culpable de todo esto es la. derecha del pasado, que vuelve ahora con gran fuerza, la única arma que conoce.
