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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cuatro gatos en la mejor noche del año

La compañía clásica de Minsk visitó triunfalmente Madrid por primera vez en septiembre de 1985. Fue en el Monumental y estuvieron casi tres semanas con muchos títulos. Volvieron en 1990 al palacio de los Deportes e igualmente gustaron.Ésta es, sin embargo, la primera vez que traen Giselle a España, una producción esmerada, de muy buen gusto en lo estético y en lo balletístico. Es una pena que el diseño del escenario esté pensado para cualquier cosa menos para el ballet, lo mismo que la disposición de las butacas, lo que hace que se disfrute menos tan soberbia puesta en escena.

Valentín Elizarpiev ha sabido respetar el clásico romántico y hasta lo adorna con ciertos elementos arcaicos que hoy están ausentes de otras producciones famosas, como la fiesta de Baco y los aderezos de cetrería en el primer acto. Lo más destacado, sin embargo, era esperado por el balletómano madrileño, de habitual tan sin memoria: la primera bailarina Inessa Dushkevitch, que ya vimos brillar otros años, ha madurado muchísimo, y su Giselle es admirable.,

Ballet Nacional de Bielorrusia

Giselle: Coralli-Perrot-Petipa / A. Adam. Con: Inessa Dushkevich (Giselle), Veniamin Zajárov (Albrecht), Ekaterina Fadieva (Mirtha) y Alexander Furman (Hilarión). Dirección artística: Valentín Elizariev. Orquesta del Gran Teatro de la ópera de Minsk. Director musical: Lev Likh. Veranos de la Villa. Cuartel del Conde Duque, Madrid. 25 de julio.

Ella posee la técnica segura además de ciertas dotes líricas muy particulares. Destaquemos su actuación en el primer acto y una salida de la tumba, ya convertida en espíritu en el segundo cuadro, donde se supo sostener sobre sus puntas y girar etérea y distinguida. El tiempo la ha hecho serena estrella y su físico sigue igual de hermoso. La Dushkevich estuvo acompañada caballerosamente por Veniamin Zajárov, atento al duo y virtuoso sin pasarse en sus solos. El cuerpo de baile se mostró parejo, entrenado y musical.

La orquesta fue otra delicia de la velada. Dirigida sapientemente por Lev Likh, demostró brillante solidez en el estilo, cohesión y un oficio fuera de toda duda. Es una pena, y hasta resulta inexplicable, que apenas 200 personas vieran la mejor noche de ballet en lo que va de año en Madrid. Aún así, resonaron más que merecidos bravos y calurosos aplausos. Los días 1 y 2 de agosto harán en el mismo sitio su Lago de los cisnes completo: cita obligada en lo musical y en lo dancístico.

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