Una partida de póquer
Tras una etapa de franca hostilidad, en muy pocos años las siempres confusas relaciones entre cine y televisión se han invertido por completo. Durante los años sesenta y setenta, las películas de éxito podían dar lugar a series de televisión, mientras en la década de los ochenta y los noventa las series de televisión que triunfaron en los años cincuenta cada vez se convierten en películas con mayor frecuencia.Este hecho y los renovados intentos para que el western renazca de sus cenizas, han impulsado al productor y director Richard Donner a resucitar una vieja serie de televisión creada en 1957 por Roy Huggins. Protagonizada por el actor James Garner, Maverick narraba las aventuras del timador y jugador por los alrededores del río Misisipí durante la época del viejo Oeste.
Maverick
Director: Richard Donner. Guionista: William Goldman. Fotografía: Vilmos Zsigmond. Música: Randy Newman. Estados Unidos, 1994. Intérpretes: Mel Gibson, Jodie Foster, James Garner y James Coburn. Estreno en Madrid: Lope de Vega, Tívoli, Amaya, Novedades, Vaguada, Albufera, Florida, Aluche, Colombia, Liceo, Velázquez, California (versión original subtitulada).
El reputado guionista William Goldman ha partido de estos elementos para crear un ingenioso western en clave de comedia, pero sólo ha conseguido sus propósitos de forma irregular. El western y la comedia siempre han sido géneros antagónicos que se han mezclado muy mal, y Donner sólo es un tosco artesano incapaz de llevar a buen término una operación tan compleja.
Dos partes
Dividida en dos partes claramente diferenciadas, Maverick narra con una clara estructura de itinerario las sucesivas aventuras de Bret Maverick para conseguir los 25.000 dólares necesarios para participar en una gigantesca partida de póquer, para posteriormente centrarse en la partida que se desarrolla en un barco que surca el Misisipí.Curiosamente, mientras la primera parte resulta muy desigual, Richard Dorner no logra en casi ningún momento el difícil tono entre la comedia y la aventura necesario, Maverick sube de nivel cuando se centra en la partida de póquer, deja a un lado la comedia y desarrolla con mayor seriedad una intriga de tipo casi policiaco, para nuevamente despistarse en el final, tanto por una mala acumulación de falsos finales como por resultar demasiado compleja la pirueta buscada, por culpa del guión y de la realización.
Algo similar ocurre con la interpretación. Mel Gibson siempre resulta excesivo en las escenas de comedia y Jodie Foster demuestra ser bastante más eficaz. Pero el que está mejor es James Garner, que en esta ocasión encarna a un sheriff que sigue los pasos de ambos protagonistas. Aunque también la calidad de su trabajo aumenta de intensidad y eficacia en las escenas de la partida de póquer, respaldados por la presencia del sólido veterano James Coburn.
Babelia
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