Respuesta a Viñals
El pasado 8 de julio de 1994, El País Madrid publicó una tribuna de opinión firmada por Simón Viñals titulada Vida y sida. El concejal de Salud Pública del Ayuntamiento pretendía responder al debate suscitado por una desafortunada intervención suya en el Ateneo de Madrid. Su discurso, triunfalista y desafiante, despertó las protestas de quienes allí estábamos. La indignación del Comité Antisida y del público vinieron a sumarse a la protesta de La Radical Gai y Lesbianas Sin Duda ante la descarada censura de un artículo en la revista del Ateneo (EL PAÍS del 1 de julio de 1994).En una semana, Viñals logra una tribuna desde la que lavarle la cara al Ayuntamiento, de nuevo, disimulando su inacción, aunque esta vez sin cubrirla de oropeles. Otros, aunque no digamos lugares comunes, no tenemos fácil el acceso a los espacios privilegiados de la opinión.
"Quiera Dios que muy pronto...". Así acaba Viñals su pobre reflexión.
No, Viñals. Acabar con el sida sería fácil si los laboratorios famacéuticos (los gigantes Welcome y Roche, que subvencionaban el citado acto, por ejemplo) trabajasen conjuntamente y no en competencia. No sería algo nuevo. En pocos meses, el denominado Proyecto Manhattan, puesto en práctica por el Gobierno de Estados Unidos, logró su mortífero objetivo: el descubrimiento de una bomba atómica con la que acabar con la II Guerra Mundial.
La responsabilidad de Viñals, no obstante, es ética y política, no científica. Él mantiene en la práctica inexistencia las ayudas domiciliarias a personas enfermas de sida. No instala intercambiadores de jeringuillas. No proporciona preservativos. No hace campañas de información y prevención. Quiera Dios que su objetivo no sea seguir cruzado de brazos en espera de que alguien haga lo que él no hace.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.