El consejero de Brokerval huido deja un 'agujero' de 800 millones de pesetas
Un sordo terremoto sacude las finanzas de Mallorca. Numerosos inversores y medio centenar de accionistas de la agencia de valores Brokerval se han quedado de piedra, algunos sin blanca y todos con los colores en la cara por el agujero dejado por el consejero de la sociedad Francisco Berga Picó. El dinero -depósitos de capital- se fundió en operaciones inmobiliarias suicidas o se perdió sumergido en las alcantarillas financieras fiscalmente opacas.
Los investigadores calculan que Berga controló 15.000 millones de pesetas en dinero negro. La agencia está en quiebra, intervenida judicialmente, y Berga, en fuga, buscado por la policía. Un teniente fiscal, los dos notarios más conocidos de Mallorca, el gerente de la Universidad balear, el ex consejero regional de Hacienda, el ex subdelegado de Hacienda y decenas de potentes empresarios y profesionales fueron consocios del presunto delincuente financiero huido.La sociedad y los consejeros están sometidos a un expediente por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Existen contra Berga -un personaje que no es economista y con una biografía vinculada a otros fracasos multimillonarios, llamado el anti-Midas- múltiples demandas. Faltan 800 millones de pesetas, pero las complejas ramificaciones que el fugado creó pueden elevar a decenas de miles de millones de pesetas el dinero volatilizado o desviado a bolsas negras. El juez imputa a Berga los presuntos delitos de estafa, apropiación indebida, falsedad documental y delito fiscal.
"Este caso es un golpe fuerte a la madurez y prestigio financiero de la sociedad insular, el gran fracaso de media docena de aventureros y aprovechados que embarcaron a una serie de honestos profesionales", opina el abogado Miquel Capellà. El escándalo tiene ejemplos dramáticos: dos jubiladas hablan solas ante el mar porque han perdido todos sus ahorros; un niño de cuatro años que era millonario y se ha quedado sin herencia; rectos ciudadanos que se ven ahora apurados ante Hacienda.
Berga soñaba con pilotar un banco regional. Tras ser socio de la familia Matutes y de Pérez Llorca, en Brokerval reunió a conocidos grandes empresarios de Mallorca: Lorenzo Fluxá, Javier Cabotá, Antonio Cuart, Miguel Llabrés, Juan Carlos Rosselló, Juan Nigorra, Juan Vives, Pedro Montaner y Juan Perelló; los notarios Rafael Gil y Raimundo Clar, el teniente fiscal Ricardo Leiva, el consejero de Economía Francisco Jover, el gerente universitario Luis Piña, el artista ya fallecido Xim Torrens, el subdelegado de Hacienda José Antonio Tenza, entre otros. Las fuerzas vivas y la clase dirigente regional.
Los inversores han visto difuminados sus fondos nítidos y oscuros y esperan la labor de jueces, policías, inspectores fiscales y bursátiles. Más de dos afectados se han puesto, en manos de los psiquiatras. Una de las perjudicadas más importantes, M. P., ha detallado cómo en Brokerval se manipulaban las inversiones: "Creo que se ha descubierto el pastel. Se captaba dinero blanco y negro. Debía pasar por fondos opacos -deuda pública, letras y bonos del Tesoro-; se daba un certificado aparente o se decía que se invertía en Bolsa. Cada tres meses, Brokerval remitía partes ficticios copiando la evolución real de las cotizaciones de las supuestas acciones.
Pagarés incobrables, certificados de operaciones sin respaldo, construcciones inacabadas y embargadas son la traducción de millonarios ahorros, ventas y herencias. Un profesional de Palma sabe que su DNI fue utilizado para realizar inversiones en Bolsa. Cuando se dieron las grandes operaciones de venta de acciones de empresas públicas, la clientela fue invitada a participar. Brokerval compró y vendió por su cuenta y ofreció un beneficio parcial inmediato. Se supone que se dio una gran actuación especulativa con identidades subplantadas.
Pleitos personales y requerimientos notariales acosaron al consejero delegado. Berga se escudó en sus lesiones físicas: una pulmonía, un cólico nefrítico y la fractura del dedo de un pie. Tres socios le denunciaron a primeros de julio ante el juez; entonces se esfumó.
"Durante un año asistí a cuatro consejos de administración y nunca percibí nada raro ni que se manejara dinero negro", reconoció un ex consejero. Otro reseñó que dejó de invertir sus puntas de tesorería en la agencia -en las tradicionales acciones temporales de alto interés- porque Berga rendía cuentas tardías y desorganizadas.
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