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RELIGIÓN

La homosexualidad no se puede legitimar con leyes, según los obispos

El amor que puede darse entre parejas homosexuales es de benevolencia o de amistad, "propio de compañeros, amigos, hermanos o parientes". Pero, en ningún caso, "de esposos". Los obispos españoles, en una nota oficial hecha pública ayer, vuelven a la carga, con comprensión hacia las personas homosexuales, pero con dureza hacia sus reivindicaciones: "No se puede pedir a la sociedad que reconozca la condición o el comportamiento homosexual como una modalidad del ser humano comparable, por ejemplo, a las diferencias naturales de raza o sexo". Los obispos han hecho pública esta declaración ante la anunciada ley de reconocimiento de las parejas de hecho, que el Gobierno ha anunciado para el próximo otoño.Ser homosexual, pues, va contra la ley natural. Y ello porque no pueden, dicen los prelados, fundirse "en una sola carne" para procrear, constituir un matrimonio y una familia. Así pues, "cuando las leyes no legitiman el comportamiento homosexual, lejos de tratar injustamente a nadie, responden a la norma moral y tutelan el bien común de la sociedad. Y, a la inversa, las leyes que lo legitimaran carecerían de toda base ética y ejercerían un efecto 'pedagógico' negativo tendente a socavar el bien común".

Los obispos, que no consideran que sea una "discriminación injusta" que los homosexuales tengan ciertas restricciones, como la prohibición del matrimonio y la adopción, diferencian, no obstante, entre legitimar y tolerar, algo que aclaran a pie de página del documento, de 10 folios. "Porque puede concederse que el comportamiento homosexual podrá ser tolerado por las leyes cuando no suponga un ataque directo al bien común lesivo de derechos fundamentales de otros", dicen aludiendo a las parejas heterosexuales.

Sancionar los hechos

Los homosexuales, que desde la publicación del nuevo catecismo reciben cierta consideración por parte de la Iglesia católica, aunque eso sí, han de ser castos para no pecar, no tienen derecho, según los prelados, a adoptar hijos. Esto no es injusto, señalan: "Más bien hay que pensar que el injustamente tratado sería el niño eventualmente adoptado en esas circunstancias". Las leyes, concluyen los obispos, "no tienen por qué sancionar 'lo que se hace' convirtiendo el hecho en derecho".La opinión episcopal es rebatida por Marc Corral, de 28 años y funcionario municipal. Corral, miembro del Grupo de Gais Cristiano federado en la coordinadora catalana y que tiene unos 70 miembros, sostiene que la anunciada ley lo único que hace "es regular una realidad", lo que no es inmoral. Rafa, de 39 años y con pareja estable desde hace 14, miembro de otro colectivo de gais cristianos y que como Corral acostumbra a ir a misa, denuncia con rabia: "También hay sacerdotes homosexuales".

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