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Mitterrand urge a la ONU a que releve a las fuerzas de Francia en Ruanda

Enric González

La guerra civil de Ruanda parece ya decidida. Los militares franceses en el pequeño país africano señalaron ayer que el Frente Patriótico Ruandés (FPR), controlado por la minoría tutsi, había adquirido una decisiva ventaja militar sobre el Ejército hutu. Aunque la vanguardia de las fuerzas tutsis se detuvo a unos 10 kilómetros del primer puesto francés, lo que evitó temporalmente el riesgo de enfrentamientos, el presidente François Mitterrand pidió ayer en Suráfrica a la ONU que tomara con urgencia el relevo en Ruanda.

El destacamento enviado por Francia se enfrenta ahora a la delicada situación de defender su zona de protección humanitaria ante el avance del FPR. El presidente francés, en visita oficial a Suráfrica, afirmó que la Operación Turquesa mantenía sus objetivos "puramente humanitarios" y que no había razón para que el FPR se enfrentara a los legionarios europeos. "Francia no está en guerra con nadie, y no tenemos el menor interés en obstaculizar la victoria militar del FPR", subrayó.Mitterrand añadió, sin embargo, que Francia "espera con impaciencia que la ONU se ponga en marcha" y asuma las funciones que actualmente desempeñan sus fuerzas. El presidente francés se refería a la segunda Misión de las Naciones Unidas para Ruanda (Minuar II), una fuerza multinacional de 5.500 soldados proyectada desde hace meses, pero aún inexistente. Por el momento, la ONU sólo dispone de la llamada Minuar I, un destacamento en Kigali, la capital, dirigido por el general canadiense Romeo Dallaire.

La decisión francesa de crear una zona de protección encontró ayer el respaldo matizado del secretario general de las Naciones Unidas, Butros Butros-Gali, que insistió, sin embargo, en la necesidad de establecer negociaciones entre la ONU, el FPR y Francia para evitar enfrentamientos. Mientras tanto, los rebeldes consolidaron ayer sus posiciones y anunciaron la formación de un gobierno de unidad nacional.

La misión francesa en Ruanda tiene una duración limitada a dos meses, según la resolución aprobada el 23 de junio por el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero, desde el principio, el Gobierno francés contó con no permanecer mucho más allá de un mes en sus bases sobre la frontera de Zaire con Ruanda. Y en estos momentos, con la guerra civil ya decidida, la posición francesa se ha hecho especialmente incómoda

.Un millón de refugiados

El lunes, en cuanto Kigali y Butare, las dos principales ciudades de Ruanda, cayeron en manos del FPR, el Gobierno francés anunció la creación de una zona de protección humanitaria en el suroeste del país. En la zona, de unos 120 kilómetros cuadrados, hay más de un millón de refugiados, hutus en su gran mayoría. Pero también están ahí los restos del Ejército gubernamental en retirada, y las milicias hutus que han cometido un auténtico genocidio contra la población tutsi durante los últimos tres meses.

La zona de protección francesa ha sido mal acogida por la mayoría de los gobiernos africanos y por numerosas cancillerías occidentales. Es dificil evitar la tentación de verla como un último intento francés de proteger a sus viejos y fieles aliados del Gobierno extremista hutu que presidía el fallecido Juvenal Habyarimana, asesinado por desconocidos el pasado 6 de abril tras impulsar o al menos tolerar una campaña de exterminio contra la minoría tutsi.

El propio presidente surafricano, Nelson Mandela, que acompañaba ayer a Mitterrand en Ciudad del Cabo, sugirió que aunque apoyaba en principio la iniciativa humanitaria de Francia estaba en contra de la zona de protección. "Cuando se llega a la puesta en práctica de esa iniciativa humanitaria, podemos tener reservas sobre alguna acción específica", señaló Mandela.Un portavoz del Ministerio de Defensa francés insistió en París en que sus 2.300 soldados en Zaire y Ruanda defenderían "con las armas, de ser necesario", la zona humanitaria. La punta de lanza de la línea defensiva francesa está situada en Gikongoro, una ciudad por la que pasa la carretera que atraviesa de este a oeste el territorio ruandés.Unos 50 paracaidistas y tres centenares de legionarios están tomando posiciones en esta ciudad, y esperan la llegada de morteros, blindados ligeros con cañones de 90 milímetros así como helicópteros preparados para realizar reconocimientos nocturnos.

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