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La locomotora alemana vuelve a tirar de la UE

Bonn inaugura su primera presidencia europea después de la unificación con un programa de acción centrista.

Lluís Bassets

Alemania asumió ayer la presidencia semestral del Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE) en plena crisis política originada por el veto británico al primer ministro belga, Jean-Luc Dehaene, como candidato a la sucesión de Jacques Delors al frente de la Comisión Europea. La principal prioridad en "la primera presidencia de la Alemania unificada es confirmar nuestra orientación europea", según explicó el ministro de Exteriores, Klaus Kinkel, a un grupo de corresponsales europeos.El Gobierno de Bonn llega a la presidencia en un momento de intensa evolución política, en el que algunos de sus ministros se acercan a las posiciones británicas en cuestiones como la flexibilidad del mercado de trabajo o el escepticismo ante la Unión Económica y Monetaria. No hay muchas propuestas concretas en esta presidencia. Bonn tiene ideas sobre muchos aspectos de. la política comunitaria, pero no desea suscitar grandes peleas, sino practicar una política centrista, tanto en las ideas como en la posición de Alemania respecto a los otros países. El canciller Helmut Kohl, escarmentado por los conflictos de la ampliación y de la sucesión de Delors, desea adoptar un perfil lo más bajo posible, aunque los ministerios económicos -con posiciones más liberales- desean aumentar la presión sobre los países con mayores déficit, recortar el presupuesto de la UE y liberalizar el mercado de trabajo.

La diplomacia alemana parte del principio de que su país es el que más fronteras cuenta en el continente, por lo que está obligada a tomar actitudes comprensivas con todos los socios, lo cual deriva a una agenda presidencial "prácticamente vacía", al decir de sus colegas de Bruselas. No faltan motivos para difuminar los perfiles de las dos presidencias consecutivas, la alemana y la francesa, ésta última a partir de enero. En los próximos 12 meses hay elecciones generales en Alemania y presidenciales en Francia y las consultas populares en Finlandia,Suecia y Noruega sobre los tratados de adhesión obligan a la máxima cautela en el tratamiento de cuestiones espinosas que pudieran perturbar a las respectivas opiniones públicas. En cualquier caso, éstos son los principales elementos del programa de trabajo alemán, recogidos en conversaciones con portavoces y ministros del Gobierno de Bonn.

Presidencia de la comisión. La sucesión de Delors es la primera prueba de la presidencia alemana. Si el 15 de julio no hay un nombre consensuado para suceder a Delors, el Parlamento Europeo puede constituirse en muy malas condiciones para Alemania. El Tratado de Maastricht establece que el Consejo Europeo consultará con el PE el nombramiento del presidente de la Comisión, lo cual puede dar pie a iniciativas parlamentarias incómodas para los Doce. Kohl se arriesga a contaminar media presidencia con -el tema espinoso de la sucesión y a enemistarse con el PE, al que precisamente quería dotar de más poderes.

Ampliación. La Gran Europa es la idea central que motiva a los políticos y empresarios alemanes.' La presidencia se situará bajo el signo de la integración rápida de los países vecinos de Europa central y oriental. Uno de sus símbolos es la capitalidad de Berlín, que será exhibida con motivo del semestre presidencial como escaparate de los sueños alemanes para el fin de siglo. El gobierno desea tomar una iniciativa especial para liberalizar el comercio con estos países e intensificar las aportaciones económicas de la UE.

Política fiscal. Creación de un impuesto europeo sobre el ahorro para frenar la fuga de capitales hacia Luxemburgo, donde los depósitos están libres de cargas para los clientes extranjeros. Reforma del actual sistema de recaudación del IVA, con percepción en origen y no en el consumo. Impuesto sobre la emisiones de C02 (anhídrido carbónico), con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes.

Unión Económica y Monetaria. La fecha de la UEM ha dejado de tener importancia, según aseguran el ministro de Exteriores, Klaus Kinkel, y el secretario de Estado de Economía, Johann Eekhoff. Lo importante son la contención del déficit y de la inflación. Nadie considera ya posible que los criterios de convergencia fijados en Maastricht se alcancen en 1997, con motivo de la primera cita marcada por el Tratado para la UEM.

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Mercado de trabajo. El ministro de Economía, Günther Rexrodt, ha conseguido la creación de un comité destinado a revisar la legislación europea para desregular el mercado de trabajo. Sus colaboradores consideran que el Reino Unido tiene razones poderosas para preservar su exclusión de la política social y atribuyen a ello parte del éxito en la recuperación económica.

Política judicial e interior. Alemania quiere que sus socios compartan en el futuro el peso de los refugiados y asilados. Desea armonizar la política de asilo y poner en marcha la libre circulación de personas, con el correspondiente reforzamiento del control sobre las fronteras exteriores mediante la coordinación informática del convenio de Schengen.

Coordinación presidencial .Friedrich Bohl, ministro de la Cancillería, habla con astucia diplomática de "sincronización de presidencias" con los siguientes países en el turno: Francia, España e Italia. Kinkel habla de "concertación estrecha con Francia, como ejes y motores, junto con otras presidencias que vienen después, como España e Italia". La realidad es que ninguno de los ministros y secretarios de Estado que ha realizado explicaciones estos días sobre política europea han hecho mención alguna a la coordinación de presidencias con España y todos han hecho referencia a Francia. Para Alemania es más una cuestión de imagen política y de huir del desaire a otros países que de una realidad política. Un diplomático español reconoció a este propósito que "el único directorio es entre Francia y Alemania y es utópico intentar algo distinto".

Política mediterránea. Kinkel considera prioritaria una gran iniciativa para estabilizar política y económicamente el sur de la región, pero considera que no podrá iniciarla en su presidencia Se limitará a realizar los preparativos para que sea Francia quien se ocupe, de ello. Puede incluir la convocatoria de una especie de conferencia de paz y seguridad.

Presupuesto. Hay que revisar todos los programas e incrementar la lucha contra el fraude para intentar recortar el gasto. El objetivo central de Alemania, según el secretario de Estado Gerd Haller, es disponer de más dinero para las inversiones en los países de Europa central y oriental. El Gobierno de Bonn quiere reducir su contribución al presupuesto, que llega al 28%, a pesar de que es el séptimo país en renta per cápita. Todo parece dirigirse a quitar dinero del Sur para el Este.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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