González teme que la sucesión de Delors se eternice

Felipe González no ve cómo puede, por ahora, superarse la crisis desatada hace cinco días en la Unión Europea (UE) por el veto británico al candidato de 11 países para suceder al presidente Jacques Delors al frente de la Comisión Europea. El jefe del Gobierno se mostró pesimista sobre el desenlace de ese enfrentamiento en su comparecencia, ayer, ante el Pleno del Congreso de los Diputadospara dar cuenta de la cumbre de líderes de la UE celebrada en Corfú (Grecia). Mientras, el jefe de la oposición conservadora, José María Aznar, aprovechó para pedirle que acuerde con el PP su política comunitaria.

Lo sucedido en Corfú "puede abrir, a mi juicio, una crisis en la marcha de la Unión", dijo de entrada González refiriéndose al veto del primer ministro John Major al candidato a presidente, el belga Jean-Luc Dehaene, que en la mañana del sábado obtuvo el respaldo de los otros 11 países de la UE. Sin nombrarle, arremetió contra su homólogo británico: "No es aceptable que un solo país pueda imponer a los otros 11 el perfil de un candidato". Su actitud fue "sorprendente" y pone de relieve el enfrentamiento entre dos concepciones diferentes de la integración europea.La presidencia alemana de la UE tiene la intención de convocar otra cumbre, el 15 de julio en Bruselas, para designar al sustituto, pero González dejó claro que "sería un error reunirnos de nuevo si no hubiéramos alcanzado previamente un consenso en torno a un candidato", luego acaso no mantenga la cita en la capital belga dentro de dos semanas.

Ahora bien, reconoció el jefe del Gobierno español, sería "un espectáculo difícilmente soportable" que el nuevo Parlamento Europeo se reúna, por primera vez, el 19 de julio y que los Doce no puedan entonces proponerle un candidato a presidente del órgano ejecutivo de la UE. Ese es el riesgo, porque 1a discusión no está mejor ahora" que en Corfú. "No puedo dar una orientación" sobre lo que sucederá, se disculpó.

"Nada obliga a que cada semestre tengamos que celebrar un éxito en el proceso de construcción europea", declaró Aznar, restando importancia al fracaso de la cumbre para designar al "heredero" de Delors. Aludió después al pronunciamiento de los electores en los comicios europeos para invitar a González "a definir una posición nacional conjunta y que esté sustentada sobre intereses españoles concretos". "Conjunta, porque estamos hablando de un asunto de Estado, pero basada en una política de cosas concretas ( ... )". "Es la hora de luchar unidos en serio para defender una posición española sin discriminaciones y sin costes inaceptables".

"Estamos dispuestos", le respondió González, "a hacer un mayor trabajo en la comisión mixta Congreso-Senado para definir una posición de consenso". Ya en los pasillos de la Cámara alabó la intervención de Aznar comparándola con la que se suele hacer en los demás parlamentos europeos. Anunció además que antes de las vacaciones del verano se entrevistará con el presidente del PP.

Anguita discrepa

Julio Anguita, el coordinador de Izquierda Unida, fue, como casi siempre, la única voz discrepante en el Pleno. Desde la cumbre de Maastricht, denunció, "hemos ido de fracaso en fracaso" y la última es un nuevo compendio de "frustraciones y dilaciones" porque los Doce no se atreven a enfrentarse "al cambio del sistema productivo" en el mundo y han optado por la competitividad en lugar de preservar el Estado del bienestar. Hubo sonrisas en el hemiciclo. "Sus señorías se ríen, pero sus señorías no saben historia", replicó Anguita antes de concluir asegurando que reuniones como la de Corfú no hacen más que "dilatar la crónica de una muerte anunciada", la de la unión política europea.

Antes de que le respondiese González lo hizo, en nombre de Convergència i Unió, Miquel Roca, quien arremetió con dureza contra Anguita. El portavoz del Partido Nacionalista Vasco, Iñaki Anasagasti, también expresó su respaldo al Gobierno español, pero fue, no obstante, muy crítico con el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana.

A diferencia de su predecesor, Francisco Fernández Ordóñez, dijo, "tiene un concepto demasiado patrimonial de la política europea" cuando no recurre a las "amenazas veladas" para evitar que las autonomías estén presentes fuera de España.