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MUNDIAL 94

Primas al centavo.

Las primas ofrecidas a los jugadores de la selección anfitriona presentan un aspecto curioso. Por pasar la primera ronda, 26.138 dólares. Por llegar hasta los cuartos de final, 36.364 dólares. Para alcanzar las semifinales, 40.909 dólares, y por quedar campeones del mundo, 45.455 dólares. Las cifras son tan minuciosamente computadas que uno no se extrañaría si apareciesen con una propina de, por ejemplo, 47,5 centavos. Traducidas en pesetas representan unos 2,5 millones, 5 millones, 5,5 millones y 6 millones, sumando o restando algún centavo.

Gaviria, el revulsivo.

El presidente de Colombia, César Gaviria, ha anunciado su presencia en Estados Unidos para levantar los ánimos de la selección que, contra todo pronóstico, perdió por 3-1 ante Rumania en su primer encuentro. "Nos embarga la tristeza", anunció Gaviria por televisión, "pero no debemos perder ni la fe ni la esperanza".

Abrocharse los labios.

Kjetil Rekdal, el autor del tardío gol noruego que selló la derrota de México, fue el único jugador que se negó a realizar declaraciones ante los periodistas escandinavos. Se limitó a pronunciar cuatro frases y se despidió a la francesa. Decidió abrocharse los labios para embotellar su rabia por haber cedido el puesto a Jan Jakobsen y haber disputado sólo los últimos 12 minutos del partido.

El Español a Segunda.

Sorprendió el grito de guerra emitido como saludo por periodista italiano. No lo profirió por alergia al Español sino por el historial de su flamante fichaje, Florin Raducioiu. "Fichó por el Bari", explica, "y el Bari bajó a Segunda. Se fue al Verona, y el Verona descendió. Le traspasaron al Brescia, y el Brescia se fue a la serie 13. Cuando llegó al Milan el verano pasado, más de uno se echó a temblar". El goleador rumano conoció su traspaso dos horas antes del partido ante Colombia.

Sablazo a los verdes.

Un grupo de 80 seguidores irlandeses se han quedado plantados en Saugus, Massachusets, tras haber pagado viajes que incluían hoteles y entradas para los partidos de los verdes. Llegaron a Estados Unidos para descubrir que no tenían ni hoteles, ni entradas. Pagaron 250.000 pesetas por barba, pero vieron la victoria ante Italia desde un pub de Boston.

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