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Marcel Reich-Ranicki, el critico literario más famoso de Alemania, admite que fue un espía polaco en la posguerra

Marcel Reich-Ranicki, de 74 años, el más afamado y temido crítico de literatura en lengua alemana, ha reconocido, en una entrevista publicada en el semanario Der Spiegel, que trabajó como agente de los servicios secretos del Gobierno comunista de Polonia entre 1944 y 1950. En parte de ese periodo fue cónsul de Varsovia en Londres.Desde hace semanas circulaban en los medios alemanes informaciones sobre su vinculación con los servicios secretos de la Polonia comunista. El famoso crítico rechazaba las acusaciones y las calificaba de tonterías. La aparición en Polonia de su ficha como Marceli Reich, con grado de capitán de los servicios secretos, "de origen pequeñoburgués" y "nacionalidad judía", le obligaron a confesar. El escándalo está servido, para regocijo de sus innumerables víctimas, de tantos y tantos autores a los que destrozó con sus feroces críticas.

Reich-Ranicki es el gran guru, la encarnación del papa infalible de la crítica literaria alemana. Desde su tribuna del conservador Frankfurter Allgemeine sentó cátedra durante muchos años de lo bueno y lo malo en la literatura. Con su voz de viejo cascarrabias era temido hasta por los autores más consagrados. Hace tan sólo ocho meses Der Spiegel le dedicó una portada titulada El destrozador y lo presentaba como un perro que arranca a bocados las páginas de un libro. Su presencia en televisión aumentó aún más su popularidad.

Este judío polaco, hijo de madre alemana y padre polaco, vivió en el Berlín de los años 30 la ascensión de Hitler al poder y fue. deportado a Polonia en 1938. Internado en el gueto judío de Varsovia, Reich-Ranicki consiguió fugarse con su mujer y se refugió en casa de una familia polaca, hasta el fin de la guerra.

Famélicos y sin un techo, el matrimonio se ofreció al Gobierno provisional de Polonia y trabajó como censor de cartas al servicio del nuevo régimen. Tras una estancia en la misión militar polaca en Berlín, ingresó en 1946 en el partido comunista. Con 28 años Reich recibió el cargo de cónsul en Londres, cuando ya trabajaba también para los servicios secretos. Cayó en desgracia ante sus camaradas, que en 1950 le retiraron del puesto diplomático. A Reich le prohibieron publicar en Polonia durante la fase estalinista y se exilió a Alemania, donde escaló las más altas cimas de la crítica literaria.

Ahora Reich-Ranicki asegura que todo fueron "informes inofensivos" y que no se acuerda de casi nada de lo que informó al Gobierno de Polonia desde Londres en aquellos años de posguerra, cuando la capital británica era la sede del Gobierno polaco en el exilio.

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