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Gobiernos de 41 países ultiman en París un plan conjunto, para luchar contra el sida

"Ningún país puede luchar en solitario contra la enfermedad", afirma Simone Veil

"La lucha contra el sida no puede ser tan sólo médica, sino que tiene su dimensión social y política", dijo ayer, en París, Simone Veil, ministra de Sanidad y Asuntos So ciales de Francia, al final de la reunión preparatoria de la cumbre que se celebrará en diciembre, en la capital francesa, entre los jefes de Gobierno de 41 países comprometidos en la lucha contra el virus. Para Veil, ésta es "una iniciativa para movilizar a los políticos al más alto nivel posible, y reforzar el esfuerzo colectivo de lucha contra el sida". "La dispersión de iniciativas nos hace perder dinero y eficacia", dijo Veil.

De momento "no se ha cifrado a cuánto puede ascender, la suma necesaria para llevar a cabo el programa", aunque "en diciembre sí veremos cómo puede organizarse el esfuerzo financiero. En cualquier caso, ya es importante haber constatado que la dispersión de iniciativas nos hace perder dinero y eficacia", explicó la ministra.Para Hiroshi Nakajima, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), había que subrayar "lo difícil que parecía, a priori, poner de acuerdo a tantos países sobre una misma cuestión. La evidencia del drama que vive África, y que pronto alcanzará también magnitudes dramáticas en Asia y América Latina, ha facilitado el que todo el mundo comprendiese que el sida es un problema de todos".

La reunión preparatoria ha establecido cinco áreas de trabajo: la prevención, la necesidad de aumentar las garantías de seguridad en el caso de las transfusiones, la protección de los ciudadanos más expuestos a ser contaminados o contaminar, el asumir los costes médicos y sociales de la epidemia, y el promover la búsqueda de una vacuna y un tratamiento eficaz.

Dentro del capítulo que habla de la prevención sorprende un preámbulo que habla de la necesidad de "adoptar y practicar constantemente comportamientos de menor riesgo tales como la fidelidad mutua, la utilización de preservativos y la reducción del número de compañeros sekuales". En el texto preparatorio se hablaba incluso de la conveniencia de la abstinencia sexual".

Simone Veil, preguntada sobre la hipotética eficacia de estos consejos o recomendaciones, aseguró que "es imposible establecer un modelo de comunicación internacional sobre la cuestión. Hay que tener en cuenta que en el mundo existen y conviven tradiciones culturales y religiosas muy distintas. Si logramos que se comprenda que el preservativo es imprescindible, ya habremos dado un paso de gigante". "Pero su defensa como medio de evitar la contaminación", dijo Veil, "ha de hacerse adecuando el mensaje a cada sociedad. De todos modos, no bastan las recomendaciones: hacen falta decisiones y acciones, pero ésta era tan sólo una reunión preparatoria. Pero soy optimista, ya que se han dado pasos de gigante en los últimos años, como lo prueba el que vaya extendiéndose la convicción de que no hay razón alguna por la que se justifique la discriminación de los enfermos".

En el transcurso del encuentro parisiense, que reunió a 19 ministros de Sanidad de otros tantos Gobiernos, se recordaron de nuevo algunas cifras de la angustiosa realidad: en el mundo hay ahora 14 millones de personas contaminadas por el virus del sida, nueve de ellos en África, pero las previsiones para el año 2000 sitúan el número de ciudadanos contaminados en alrededor de los 35 millones, de los cuales entre cinco o diez puede que sean niños.

Los huérfanos

En la reunión de París se ha contemplado precisamente la situación social no sólo de los niños enfermos, sino también de los que quedan huérfanos de padres muertos por el sida.Las estimaciones realizadas por la OMS también incluyen datos que prueban el carácter clasista de la epidemia, ya que la progresión del sida en los países industrializados será prácticamente nula, mientras se dispara en las naciones más pobres. En la actualidad, los países africanos más afectados son Uganda, Congo, República Centroafricana, Costa de Marfil, Guinea Bissau, Zambia, Zimbabue, Malaui, Ruanda, Burundi y Tanzania.

En zonas oficialmente poco afectadas, como es el África del Norte o musulmana, las estadísticas no siempre son fiables. La presión religiosa y social es a veces muy fuerte y se tiende a ocultar la existencia del sida, fenómeno que también se da en América Latina.

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