Doble elección sobre Mozart y Schubert

Hace ocho años, en los ciclos del Teatro Real, nos dio Hermann Prey, en unión del pianista Leonard Hokanson, una inolvidable versión del Viaje invernal, de Schubert. Retornó ahora para los festivales Mozart, el gran maestro de canto, plenamente activo a sus 65 años y acompañado por otro extraordinario pianista: Michael Endres.Prey es maestro absoluto, profundo sabedor de que el lied es género de cámara y rechaza la figura del acompañante-telón de fondo, que procura no molestar a su señor, el divo. Escuchar un manojo de 10 geniales lieder shubertianos en la voz preciosa, coloreada, grave y expresiva, puesta por Hermann Prey al servicio de una musicalidad integradora de la poética, la dramaturgia y la pura invención musical, resultó, una vez más, cosa de maravilla.

Desde El caminante hasta Desde el puente, pasando por hallazgos tan diversificados como La canción del pescador, El barquero, o En el ocaso, asistimos a una sucesión de prodigios en la que no sabíamos qué admirar más, si los dones naturales o la inteligencia cultivada del cantante y el pianista.

La segunda parte del recital fue una verdadera lección sobre Mozart, en cuya interpretación Prey es y será siempre punto luminoso de referencia. Fragmentos de Cosi fan tutte y del Fígaro trajeron a la escena del concierto los mejores aires y perfiles de la representación teatral. Antes, es cuchamos Una pequeña cantata alemana, K.619, cercana a las músicas masónicas de Mozart, aunque, como advierte en su comentario Arturo Reverter, más bien tiene carácter panteísta e incluso por el texto del fracmasón Ziegenhagen.

En breves palabras, Hermann Prey dedicó su actuación a su colega Lucía Popp, fallecida el 16 de noviembre último, y nos regaló con nuevas y magistrales interpretaciones.