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Buenas perspectivas

Tres semanas de Feria del Libro de Madrid son muchos días. Días de recorrido tranquilo por las casetas del Retiro y de avalancha los fines de semana. Ayer acabó, por fin. Con agotamiento y euforia. Las cifras de visitantes y de ventas resultan espléndidas, aunque no se hayan superado, como pretendían los organizado res, los 1.000 millones de pesetas en facturación. No importa. Los principales objetivos se han cumplido con creces: la feria ha des bordado el Retiro y ha convertido a Madrid en la capital de las letras, con debates, fiestas, presentaciones de libros... Desde Mario Benedetti a Julio Ramón Ribeyro, Peter Berling, Hugh Thomas, John Lynch, Derek Walcott o Paul Preston, todos en Madrid. Y los españoles, las grandes estrellas, han acudido en masa, y muchos de ellos con nueva novela. Se confirma una vez más el excelente momento de la narrativa española y el interés que por ella sienten los lectores.

Cita imprescindible

Las editoriales han elegido la feria y su entorno para presentar sus mejores novedades, sus proyectos y sus celebraciones. Que Anagrama quiera celebrar sus 25 años en Madrid es normal. Pero que la veterana editorial Juventud crea necesario viajar al Madrid de la feria para anunciar que cumple 70 años y que tiene nuevos proyectos o que otra de las antiguas, Fondo de Cultura Económica, elija el entorno de la feria para desarrollar actos conmemorativos de sus 60 años son síntomas muy significativos. Y positivos: la Feria del Libro de Madrid se ha convertido en una de las citas imprescindible del mundo literario y editorial español.

Otro síntoma positivo ha sido el éxito de los libros a precios populares. No es de extrañar que la Breve historia de España o el Diccionario de la Real Academia, ambos en edición de bolsillo, hayan sido algunos de los libros más vendidos.

También los editores, en general, han combatido la crisis a base de rebajar los precios. Novelas que hace seis meses o un año salían a la venta con un precio medio que oscilaba alrededor de las 2.500 pesetas, no llegan ahora a las 2.000.

No todo fue perfecto, claro: poco espacio para que los editores expongan sus fondos, casi todas las casetas de los libreros exhibiendo los mismos títulos... Y lo más grave: el sector editorial cierra la temporada sabiendo que tiene muchas asignaturas pendientes para afrontar el futuro inmediato, desde la distribución a la exportación, la informatización de las liberías o la racionalización de las colecciones de bolsillo...

Pero todo eso vendrá con la resaca. Ayer, editores, escritores y libreros tenían el cuerpo alegre. Se despidieron de la feria anunciando "lo mejor" para el próximo trimestre y para antes. En julio, la fiesta de Tusquets, para celebrar sus 25 años; en octubre, jolgorio conjunto de Tusquets y Anagrama en Francfort, y durante todo el otoño, la gran fiesta hispánica de los 30 años de Alfaguara.

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