El 'nuevo' Gobierno marroquí decepciona a la oposición
"Una sorpresa con un gusto amargo". Con esta frase definía ayer Jalid Jamai, redactor jefe del diario nacionalista L'Opinion, la impresión que ha producido entre la clase política marroquí la decisión del rey Hassan 11 de mantener en sus puestos a los ministros del anterior Gobierno de Karim Larnrani, incluido el ministro del Interior y de Información, Dris Basri. Las esperanzas de la oposición sobre un proceso de cambio y de alternancia en el poder han sido defraudadas.Con la formación de este nuevo Gabinete se cierran dos semanas de expectación, que, se iniciaron el pasado 25 de mayo cuando, inesperadamente, el rey Hassan II decidió destituir a Lamrani y nombrar como nuevo primer ministro al responsable de la cartera de Exteriores, Abdelatif Filali, un político de prestigio internacional y de talante negociador.
La confirmación de los ministros del anterior Gobierno es para los dos grandes partidos de la oposición democrática -la Unión Socialista de las Fuerzas Populares y el nacionalista Istiq1al- una decisión "extremadamente dolorosa", ya que interrumpe de nuevo el proceso de democratización y prolonga el bloqueo político en el que se encuentra sumido Marruecos desde el pasado mes de noviembre, cuando el rey interrumpió el diálogo políticó nombró un Gobierno de tecnócratas y se retiró en silencio al palacio de Buznika, a poco menos de 50 kilómetros de Rabat.
Con este gesto, el monarca alauí castigaba a la oposición democrática, que durante varias semanas se había negado a participar en un Gobierno de credibilidad democrática y a aceptar una serie de carteras económicas, mientras el rey se reservaba la designación de los responsables de los ministerios más importantes. como Exteriores e Interior.
En las próximas horas, el primer ministro, Abdelatif Filali, deberá exponer y someter a votación ante la Cámara de los Diputados marroquí sus principales líneas de trabajo; un programa que carece de sorpresas, ya que su política deberá coincidir con las consignas que recibió el pasado martes del rey Hassan II en el acto de nombramiento del nuevo Gabinete.
El rey ordenó al Ejecutivo que encamine al país hacia 1a paz social y la prosperidad" y que, al mismo tiempo, impulse el diálogo con todas las instituciones, grupos políticos y organizaciones sindicales. El monarca marroquí descendió también al terreno de las decisiones concretas y recordó el proceso de privatizaciones en marcha y de captación de inversiones del extranjero, pero, ante todo, recalcó la necesidad de impulsar la enseflanza y la creación de empleo.
Hassan II no hizo en este discurso ninguna alusión al problema del Sáhara Occidental y al referéndum organizado por las Naciones Unidas, que, según todos los indicios, se encuentra nuevamente bloqueado. Esta paralización se constató ayer, cuando no pudieron comenzar en El Aaiún las tareas de registro de los futuros votantes saharauis, cuya identidad debe ser certificada tanto por los representantes del Gobierno de Marruecos como por los del Frente Polisario, reunidos conjuntamente en las oficinas de las Naciones Unidas creadas para organizar el plebiscito.
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