"Fue un triste adiós a Madrid", afirma Dámaso

Dámaso González hizo ayer su último paseíllo en Madrid, plaza y afición de la que se despidió no de la forma que había soñado: "Sí, fue un triste adiós por culpa de una corrida tan sosa y sin transmisión". El albacetense agregaba que mas que por él, lo sentía por el cariño con que le ha acogido el público de Madrid en las recientes temporadas.Su último gran triunfo aquí fue en 1993 y con toros de Conde de la Corte, que admite es una de sus divisas favoritas: "Venía con gran ilusión por ese recuerdo, pero ahora está muy mal". Calficiaba a su primer toro de mirón, probón y huidizo pero humillar, y al segundo de manso total, "hasta el punto de que me pareció que si lo brindaba, como traía pensado por ser mi último toro aquí, era tomar el pelo al público y pedir lastimosamente unos aplausos". El coletudo no tiene intención de hacer el paseíllo en la feria de Otoño: "Pese a lo mala que salió la corrida hoy, sigo pensando que dónde mejor despedrse que en la feria más importante del mundo".

Pepín Liria sí que estaba contento, "porque he vuelto a dar la cara y casi a perderla si me agarra bien el tercero cuando me levantó del suelo", también acusaba a la corrida de no transmitir: "Por eso tuve que encargarme yo de calar en el público con mi entrega". El murciano, que salía de inmediato a su tierra donde cumple el servicio militar porque esta mañana entraba de guardia, confía en que sus dos buenas tardes le sirvan, "como a los ciclistas, para dar la vuelta a España, solo que toreando".

Por su parte, Niño de la Taurina, que tuvo que recibir varios puntos en la mano derecha por un puntazo que le dio el segundo toro; se quejaba de su continua mala suerte en Madrid, "es que no me sale ni un toro bueno, porque el primero se rajó pronto y el otro se limitaba a defenderse".