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Decepción en Rusia por la ausencia de los veteranos soviéticos en los actos

Los veteranos soviéticos de la Segunda Guerra Mundial se sienten tratados de forma injusta y mezquina al no haber sido invitados a los festejos en memoria del 50º aniversario del segundo frente en Normandía. Su sentimiento de decepción es sincero y va más allá de los restos del enfrentamiento ideológico que impregnaron durante varias décadas las relaciones Este-Oeste. Para los rusos, la Segunda Guerra Mundial constituye un capítulo muy serio y penoso de su historia, debido a las grandes pérdidas humanas sufridas en ella.

El presidente Borís Yeltsin la ha calificado recientemente como "un suceso sagrado" para sus compatriotas. "Los veteranos no entendemos por qué se permite excluir a los veteranos soviéticos de las celebraciones", dijo a este periódico el mariscal Nikolái Skomorójov, presidente de la Fundación Victoria 1945 y del Comité de Veteranos de Guerra de Rusia.Desde hacía más de un año, el mariscal Skomorójov estaba preparando un encuentro de veteranos occidentales y soviéticos sobre el río Elba. A la vista de las circunstancias, el encuentro ha sido anulado y también ha dejado de funcionar el Comité para la Celebración del Segundo Frente, con sede en Moscú.

"Nosotros, los aviadores, salíamos a combatir en la niebla, porque sabíamos que íbamos a ayudar a los aliados, pero ahora nos dan la espalda con indiferencia y nos ignoran. No sé si esto es así porque la URSS ha sido derrotada y esto permite ahora ofender a Rusia", se preguntaba el mariscal. "Si el número de víctimas de la Segunda Guerra Mundial es de 50 millones y la Unión Soviética por sí sola perdió 27 millones de personas, esto es suficiente para no poner en duda el papel de la URSS en la guerra", se lamentaba Nikolái Tsimbál, vicepresidente de la Organización de Veteranos de Guerra de Rusia.

Tsimbál lamentaba que los agregados militares de las embajadas de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Francia en Moscú no se hubieran presentado a un festejo sobre la apertura del Segundo Frente, al que habían sido invitados recientemente por los veteranos rusos.

Durante la guerra fría, los historiadores soviéticos minimizaron la importancia del Segundo Frente y exaltaron la gesta en el Frente Oriental. Hoy, cuando los clichés ideológicos han sido superados, la tesis según la cual la Unión Soviética y el Ejército Rojo fueron los principales protagonistas de la victoria sobre la Alemania nazi se mantiene vigente entre los historiadores, políticos y veteranos rusos. Y vigente está también la tesis según la cual los aliados occidentales demoraron todo lo posible el desembarco para dejar que Alemania y la URSS se desgastaran mutuamente y sólo se decidieron a ello cuando quedó claro que la URSS había invertido el signo de la guerra.

Comentando la apertura del Segundo Frente, un portavoz oficial del Ministerio de Exteriores de Rusia ha subrayado que los aliados occidentales actuaron en función de sus propios intereses para asegurarse un lugar en el orden europeo de posguerra.

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Mensaje de Stalin

En agosto de 1941, Stalin envió un mensaje a Winston Churchill, en el que le proponía abrir un segundo frente en el norte de Francia en interés de la causa y del Reino Unido, según la correspondencia presentada por el jefe del departamento histórico-documental del Ministerio de Exteriores de Rusia, Gueorgui Kinin, en un seminario de historiadores rusos dedicado al Segundo Frente, que se ha celebrado recientemente en Moscú.

Churchill contestó que los jefes de Estado Mayor no veían posibilidad de emprender una. acción militar eficaz de aquella envergadura. Otras peticiones soviéticas en el mismo sentido fueron igualmente rechazadas por los aliados occidentales, señalaba el diario del Ejército, Krasnaia Zvesda. La apertura del Segundo Frente a principios de la Segunda Guerra Mundial hubiera podido suponer la derrota de las potencias del Eje en 1942, señalaba el periódico. El profesor Daniil Proektor afirmó, según Krasnaia Zvesda, que los aliados interrumpieron su avance un mes después del desembarco, a la espera de un atentado contra Hitler y a sabiendas de que existía una oposición interna al Führer.

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