La lucha contra el cultivo de droga es un gran reto para el nuevo Gobierno marroquí
"Marruecos choca al norte con el cultivo de la droga, y al sur, con el Sáhara". Con esta frase, un miembro de la oposición democrática marroquí definía gráficamente dos grandes problemas a los que deberá enfrentarse el nuevo primer ministro, Abdelatif Filali, quien el pasado 25 de mayo recibió del rey Hassan II el encargo de formar un nuevo Gabinete, lo que cerró un paréntesis político que ha durado seis meses.
La lucha contra el cultivo del cannabis en el norte de Marruecos, iniciada oficialmente en octubre de 1992 por indicación expresa del monarca alauí a sus ministros y colaboradores, ha fracasado. Esto es, al menos, lo que afirma categóricamente un reciente informe elaborado por el Observatorio Geopolítico de las Drogas (OGD), organismo internacional de carácter independiente, pero vinculado a la Unión Europea y radicado en París. El informe, que dedica 22 páginas al caso de Marruecos, está provocando una tempestad política en Rabat, similar a la ocasionada en 1990, cuando en Francia se editó el libro de Gilles Perrault Nuestro amigo el rey.
"Las superficies consagradas al cultivo de la droga siguen estando a un nivel récord y las redes de distribución, que se benefician de las altas protecciones en el seno del aparato del Estado, no parecen muy afectadas por una represión que, sobre todo, se ha centrado en los soldados rasos del tráfico", asegura el informe internacional en uno de los párrafos más duros y críticos, al tiempo que establece que Marruecos ostenta el récord de ser el primer exportador de cannabis en el mundo y especialmente en Europa.
Corrupción generalizada
Estos cultivos proporcionan 100.000 toneladas de kif y al menos 1.500 toneladas de resina, una producción que se coloca por delante de la de Líbano. El comercio de esta droga, recalca el informe internacional, genera un volumen de negocios de 200.000 millones de pesetas, cuando el total de las exportaciones legales marroquíes se eleva a 360.000 millones de pesetas, según estimaciones de la organización internacional.
El informe de los técnicos de París elude las implicaciones internacionales evidentes en este comercio y asegura con una clara miopía política que "el desarrollo del tráfico no ha sido posible más que al precio de una corrupción generalizada en todos los escalones de la Administración". Tratan de esta manera los especialistas de hacer recaer la responsabilidad de la producción, tráfico y beneficios por la venta de la droga sobre el Gobierno de Rabat, olvidándose de las implicaciones de Europa en este comercio ilícito, según aseguran los expertos en la lucha contra los estupefacientes en Marruecos.
La respuesta oficial de Marruecos con respecto a estas acusaciones ha sido fulminante. La primera andanada contra el informe de París ha partido de la Comisión Nacional de Estupefacientes, una plataforma formada por diversos ministerios y responsables de las fuerzas de seguridad. La segunda andanada es una nota del Ministerio del Interior hecha pública el lunes en la que acusa a los autores del estudio de París de no ser imparciales y de participar en una maniobra política de descrédito a Marruecos. Pero, al margen de la polémica, lo cierto es que las plantaciones de cannabis en el Rif marroquí no son ningún secreto ni siquiera para los funcionarios del Ministerio del Interior que hace poco recorrieron los alrededores de Xauen, junto con cooperantes de países de la Unión Europea.
"Todos pudimos ver las plantaciones de cannabis, al pie de las pistas forestales, en pequeños valles, a poco más de una docena de kilómetros de la gran carretera que une las ciudades de Tánger y Alhucemas", aseguraba uno de los viajeros.
Funcionarios de la Administración marroquí justificaron las plantaciones a los viajeros asegurando que "nos vemos obligados a tolerarlas al menos en un 20%". "Erradicarla de cuajo significaría", en su opinión, "condenar al hambre a los rifeños y abocar a la zona a una espiral de violencias y tensiones similares a aquellas en que se encuentra inmersa Colombia desde que se inició una campaña indiscriminada contra el narcotráfico y los cultivadores de las adormideras, siguiendo directrices de EE UU".
El nuevo primer ministro, Abdelatif Filali, cree que "la Unión Europea no tiene fuerza moral para pedir a Marruecos mayores esfuerzos en este terreno, ya que algunos países europeos, como España y Holanda, han liberalizado la droga. Hace falta una colaboración franca de Europa con este problema", según declaró en una entrevista reciente.
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