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Por sus obras les investigaréis

La Xunta responsabiliza a un cura del PP de presuntas irregularidades en la concesión de proyectos püblicos

Xosé Hermida

Al sainete nacional de la corrupción sólo le faltaba la imagen de una sotana ante la comisión investigadora de un Parlamento autónomo. Comparado con los grandes escándalos, lo que se atribuye a Felisindo Rodríguez, ese "cura simpatiquísimo", como le llamó recientemente Manuel Fraga, son sólo chapucillas. Pero la Xunta le ha señalado con el dedo para quitarse de encima el muerto de unas obras rurales que cuando salieron a concurso estaban ya prácticamente terminadas. Según el Gobierno gallego, el cura, que regenta tres parroquias del municipio orensano de Verín, encargó los proyectos por su cuenta, sin encomendarse ni a Dios ni a Fraga. El Parlamento gallego va a llamarle en los próximos días para pedirle explicaciones.Don Felisindo nunca ha ocultado que tiene su corazón a la derecha. Sus adversarios políticos aseguran que hace años fue a visitar a Tejero a la prisión militar de Ferrol y volvió con estampitas en las que el teniente coronel golpista era venerado como el patriota. Desde los púlpitos de Tamaguelos, Tamagos y Mourazos, tres aldeas que suman unos mil habitantes, se ha oído tronar su voz contra el ateísmo comunista. En la iglesia, su padre espiritual fue el obispo de Orense Ángel Temiño, quien hasta su muerte no cejó en el empeño de restaurar los perennes valores del nacional catolicismo. En la política, don Felisindo siempre ha estado al lado de Fraga. Algunos de sus vecinos aseguran haberle oído decir en más de una ocasión: "Aunque don Manuel me pidiese el voto para un trozo de bosta [boñiga], yo haría campaña por él".

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En las primeras elecciones democráticas puso todo su empeño en reconducir hacia la entonces minoritaria Alianza Popular las voluntades que captaba la poderosa máquina de UCD. Le salió bien la jugada, y hasta hoy se ha quedado como uno de los grandes recaderos electorales del PP en la zona. Cuando llega el (lía de las votaciones, allí está don Felisindo para mandar un coche a un anciano, dar los últimos consejos a los dudosos o llamar por teléfono a algún remolón al que nadie ha visto pasar por la urna.

Su cercanía a la vida espiritual también le ha ayudado a intervenir en los acalorados conflictos internos del PP de Verín, donde en más de una ocasión la trifulca política derivó en bronca tabernaria. Fraga siempre se lo agradeció y juntos han compartido copiosos banquetes. Últimamente presume de llevarse muy bien con el previsible sucesor del patrón, Xosé Cuiña, quien como consejero de Obras Públicas tiene en sus manos la llave para accionar cientos de máquinas excavadoras.

El primer encontronazo entre don Felisindo y la cúpula gallega del PP se produjo en 1992. El párroco de Tamaguelos había buscado un aliado político espiritual, Julio Rodríguez, joven y espabilado sacerdote de otra aldea del vecino municipio de Castrelodo Val. Bajo tan experta batuta y con el contundente lema de Vota a don Julio, Rodríguez se presentó como candidato a alcalde por el PP. Aunque se quedó a un solo concejal de los socialistas, el problema fue solventado meses después: don Julio y don Felisindo captaron a un tránsfuga del PSOE y le convencieron para firmar una moción de censura. Los socialistas denunciaron entonces que su compañero había sido sobornado por los dos pastores de Dios. A Fraga y al propio obispo de Orense, José Sánchez Reboredo, no les quedó más remedio que tomar cartas en el asunto. Don Julio y don Felisindo tuvieron que guardar la moción en la sacristía.A pesar del incidente, el párroco de Tamaguelos no escondió el ala. Siguió velando por los problemas burocráticos de sus vecinos, buscando recomendaciones y reclamando obras para la aldea. Antes de las elecciones autonómicas del pasado octubre, llegaron las excavadoras y se pusieron a construir una acequia una pista forestal y un polideportivo. Uno de sus vecinos, que desea permanecer en el anonimato, aún recuerda la encendida homilía de don Felisindo: "Tenemos que dar las gracias por estas obras al señor Cuiña. Todo esto ha sido gracias al partido. Nos lo han dado por la cara". Y entonces llegó el escándalo.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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