Afiliémonos
En estos momentos en los que parece que todo está podrido. Justo ahora es cuando hay más razones para creer en el sistema que todos nos hemos dado, porque ha sido él el que ha permitido y provocado que la porquería abandonara las moquetas y los despachos saliendo a la luz pública para escarmiento, y espero que castigo ejemplar, de sus protagonistas y para bochorno del resto de ciudadanos.Estamos asistiendo a la segunda gran prueba a que es sometida nuestra todavía joven democracia. Antes fue un intento de golpe de Estado, ahora es. la falta de escrúpulos de unos pocos. En los dos casos, unos pocos. Ellos pensaban que sus ideas o intereses podían estar por encima del bien común. Les hemos demostrado que no. Y al igual que el tejerazo provocó el fortalecimiento y la vacunación del sistema, esto que ahora nos desampara y nos preocupa seguramente también sea bueno, visto a medio plazo y cogido a tiempo, porque evita que esta bola siguiera creciendo hasta llegar a ser tan deplorable como la italiana.
En el año 1981, el revulsivo lo puso, la sociedad echándose a las calles, hablándolo en los bares y en los parques, gritándoles que se fueran y nos dejaran tranquilos: Ahora también es necesario que todos tomemos parte activa en la repulsa y en la denuncia. Es más, creo que es el momento, por mucho trabajo que cueste y aunque la duda sea más grande que nunca, de colaborar desde dentro para intentar que a nadie le queden ganas de repetir actitudes y acciones como las que estamos viviendo.
Afiliémonos. Los partidos son una pieza clave para la participación política activa en un régimen democrático y están escuálidos de militantes, lo que facilita su falta de control interno. Llenemos los partidos de gente honrada y, junto con los que ya están militando, honrados en su inmensísima mayoría, echemos a los corruptos, a los sinvergüenzas, a los arrimados, a los indeseables, a los inútiles y a los incompetentes. De los pequeños a los grandes. Desde los que con sus actitudes personales reniegan de la ideología que pretenden representar a los que aprovechan el puesto que ocupan para su propio beneficio, pasando por los que con ;9u ineptitud contribuyen al desprestigio de la política. Echémosles sean quienes sean y estén donde estén, en la dirección de la Guardia Civil, en la presidencia del Banco de España o en la alcaldía del pueblo más pequeño de nuestro país. Nuestro futuro, el de todos, depende en gran parte de nuestra capacidad de compromiso.- . , Madrid.
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