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Hassan II rompe el bloqueo

El nombramiento de Abdelatif Filali como primer ministro acaba con la incertidumbre política en Marruecos

Durante seis meses, Marruecos ha vivido bloqueado, sumergido en un tenso silencio provocado por la falta de diálogo entre el rey Hassan II y la oposición democrática. Inesperadamente, la vida institucional y política se reactivó el pasado miércoles tras la decisión del monarca de nombrar a Abdelatif Filali -hasta entonces ministro de Estado para Asuntos Exteriores- jefe de Gobierno con el encargo de constituir un nuevo Gabinete, en sustitución del formado el pasado mes de noviembre por Mohamed Karim Lamrani.Ha sido medio año de frío y de rumores procedentes siempre del Norte. Aseguraban que Hassan II estaba enfermo. Los teléfonos de algunas cancillerías y delegaciones en Rabat no han dejado de sonar. La respuesta ha sido siempre la misma: "En Marruecos no pasa nada, el soberano está tranquilamente en el palacio de Buznika".

La insistencia de algunos interlocutores interesándose por la salud del soberano había acabado provocando en los diplomáticos esa sonrisa de incredulidad que se suele esbozar cada vez que desde la terraza del bar del hotel Balima, en la avenida de Mohamed V, frente a la sede del Parlamento, un contertulio trata de reactivar en un acto de irresponsable osadía, el manido rumor de un supuesto atentado contra el ministro del Interior o contra el príncipe heredero. Son las fabulaciones de una vida provinciana, que transcurre apaciblemente, mientras vuelven a florecer las jacarandas.

Pero nada de eso ha afectado al rey Hassan II, quien desde el principio del pasado invierno permanecía sumido en un proceso de reflexión, al abrigo de los rumores y sobre todo de la humedad de la capital, en el palacio de Buznika, situado a poco más de cuarenta kilómetros de Rabat, a medio camino de Casablanca. Se trata de un antiguo pabellón de caza, construido durante la época colonial francesa, que ha venido siendo remozado y ampliado durante los dos últimos años.

"Paradójicamente, Hassan II ha escogido por primera vez en la historia como sede de su residencia invernal el palacio situado en nuestro término municipal de Buznika, donde seis meses atrás se registraron unos desórdenes protagonizados por seguidores de la Unión Socialista de las Fuerzas Populares [USFP] que salieron a la calle para protestar por la manera en que había ido la primera vuelta de las elecciones legislativas", constataba un vecino.

Como si se tratara de un símbolo con el que intentara reconciliarse y avalar la reclamación popular, el monarca inició su estancia en Buznika a mediados del pasado mes de noviembre, una vez concluido todo el proceso electoral, renovado el Parlamento y formado un nuevo Gobierno tecnócrata, a la cabeza del cual colocó a Mohamed Karim Lamrani. Eran horas difíciles para el monarca, ya que, según él mismo reconoció, había fracasado en su "nueva Marcha Verde", esta vez hacia la "democracia", con la que pretendía establecer una alternancia, deshacerse temporalmente de los partidos oficialistas y llevar hasta el Gobierno a los partidos de la oposición democrática. Pero las organizaciones se negaron a ello, alegando falta de garantías para ejercer el poder.

Desde entonces, las puertas del palacio han permanecido cerradas para los opositores, según reconocían a EL PAÍS responsables de las principales formaciones democráticas. La larga y resignada espera se interrumpió el miércoles al atardecer, tras la decisión del rey de nombrar a Filali.

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El paréntesis en el que ha vivido inmerso Marruecos ha preocupado de manera diferente a las fuerzas políticas de la oposición democrática. Días antes de la decisión real, los socialistas se mostraban optimistas y esperanzados. "Esto no durará mucho tiempo", aseguraba el viernes pasado, en vísperas de la fiesta del Aid (sacrificio), Fatalah Ualalu, economista, presidente del grupo parlamentario de la USFP y ex preceptor del príncipe heredero Sidi Mohamed, intentando minimizar y restar importancia al bloqueo institucional. ¿Sabía ya entonces el perspicaz Ualalu que el Gobierno de Lamrani tenía los días contados?

"Fuerzas subterráneas"

Para Larbi Mesari, redactor jefe del periódico Al Alam, presidente del Sindicato de Periodistas Marroquíes y miembro del Comité Ejecutivo del Partido Nacionalista del Istiqlal, la situación era "preocupante". Para él, el principal riesgo lo constituía el descrédito de los partidos y el temor de que apareciesen "fuerzas subterráneas" que acabaran manifestándose con energía. Para este dirigente nacionalista, era urgente una vía de salida para acabar con la sensación de provisionalidad.La salida llegó el miércoles. Inesperadamente, el rey habló, para encargar a Abdelatif Filali, un hombre de talante liberal y democrático, la formación de un nuevo Gobierno. El palacio entreabrió sus puertas. La oposición democrática y Marruecos suspiraron con alivio. Los teléfonos dejaron de sonar.

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