La música, víctima de sus promotores
Con su Suite Sevilla Rafael Riqueni está demostrando que puede haber puntos de entendimiento entre la música flamenca y la clásica. Tema éste siempre conflictivo, por la tradicional oposición de puristas recalcitrantes de uno y otro signo que quieren ver por los siglos de los siglos cada cosa en su cuadrícula y sin moverse un pelo.Quienes tienen una visión más amplia -y más realista ¿por qué no?- del arte comprenden que los tiempos actuales propician una nueva concepción del mismo, que es siempre cambiante y ajeno a cualquier tentación inmovilista.
Rafael Riqueni lo ha entendido así con respecto a la guitarra y compuso esta Suite Sevilla en que el flamenco explora las posibilidades expresivas de la guitarra clásica para enriquecerse y, en cierto modo, apaciguarse.
VIII Festival Internacional de Primavera Andrés Segovia
Suite Sevilla, de Rafael Riqueni. Por Rafael Riqueni (guitarra flamenca) y José María Gallardo (guitarra clásica).Upper Club del Casino de Madrid, 25 de mayo.
No me gusta hablar de fusión en la música, un concepto del que actualmente se abusa, pero evidentemente el lenguaje que Riqueni nos ofrece aquí es nuevo, ni totalmente flamenco ni por entero clásico, sino una feliz síntesis de ambos. Para su interpretación cuenta con la decisiva participación de Gallardo, un hombre de formación clásica que, sin embargo, demuestra gran sensibilidad hacia lo jondo.
Pésima organización
Los dos hicieron una interpretación de virtuosos, sensible y emocionada, que estuvo a punto de irse al traste por los fallos de una organización irresponsable. Ya comenzado el concierto se hizo evidente que uno de los micrófonos no daba sonido y los guitarristas optaron por descender a la sala y prescindir de la megafonía.Después a alguien se le ocurrió la feliz idea de poner el aire acondicionado, con lo que el personal aterido empezó a cambiar de sitio buscando donde el clima polar llegara menos agresivo; además, hacía un ruido intolerable para guitarras que sonaban sin ampliación... increíble, impresentable.
Muchos patrocinios, desde la Universidad Complutense de Madrid al Ministerio de Cultura, pero nadie preocupado porque la música llegara a la audiencia en condiciones óptimas; más bien lo contrario.
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