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"La única memoria de las ciudades es la literatura", dice José María Merino

El autor publica 'Cuentos del Barrio del Refúgio'

En esta ocasión los cuentos de José María Merino se desarrollan en el barrio de San Bernardo, en Madrid, donde conviven la soledad y la marginación con rastros del siglo XVI y de los años en que Merino se alojaba en pensiones de estudiantes. Pero en los Cuento del Barrio de Refugio (Alfaguara) priman la obsesión por indagar en "lo que no se puede contar con cifras" y el sentido del humor, a costa de algunas plagas de nuestro tiempo, como el pensamiento políticamente correcto. "Mi patrimonio literario no se acaba en el DNI" dice.

"Ningún escritor tiene derecho a reirse de sus personajes", dice el creador de una detective estilizada y brillante que en manos de su traductor se convierte en pedante y lúbrica; los dos son personajes centrales del cuento El caso del traductor infiel, y corren el riesgo, reconoce sonriente y sin miedo Merino, de hacer fruncir el ceño de quienes actualmente dictan lo que se ha de pensar.La actitud de comprensión del autor con sus personajes recuerda la que mantiene con su propio instinto de artista. "Hay que ser generoso con la literatura y darle a cada historia la intensidad que pide, aunque luego el mercado no sea generoso con el cuento", dice quien pese a todo se mantiene fiel al género; este es su tercer libro de cuentos, dentro de una obra que incluye varias novelas, crónicas sobre la conquista de América y litearatura para jóvenes.

"Lo que me estimula es cambiar de registro", dice. De sus investigaciones sobre la conquista de América, por ejemplo, ha salido en parte este- interés por un Madrid en el que laten rastros antiguos y también por el tiempo de Felipe II, en el que ambienterá su próxima novela. "No es que la novela histórica regrese" -corrige-,"es que nunca se ha ido".

Y no le interesa la historia propiamente dicha, sino el hecho de que "la única memoria posible de las ciudades es la liteararia. No hay otro medio: la pintura da una visión estática de las cosas, al igual que la poesía, que cuando es buena debe ser intemporal. No así la novela, que cuenta el transcurso".

Merino sabe que el éxito no coincide siempre con la calidad y que entre escritor y público media dos lectores privilegiados" que condicionan y dirigen el gusto: el editor y el crítico. Y si hoy la cultura española ha olvidado inexplicablemente a escritores como Ramón J. Sender es únicamente por incultura. "Pues la cultura es memoria".

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