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¿Por qué gustan a los jovenes?

La juventud se siente atraída por las sectas porque encuentra en ellas muchos de los elementos que hoy más fascinan a las nuevas generaciones. Un 73,5% cree en la astrología; un 54%, en los ovnis; un 46%, en los curanderos, y un 31,1%, en los medios espiritistas. Nada menos que un 23% cree en las mismas sectas, mientras que sólo un 13% confiesa tener interés por la política. Solamente un 53% afirma no haber tenido ningún contacto con una secta.Según el informe elaborado para la Comisión Interministerial de la Juventud, los jóvenes españoles, defraudados por la religión oficial y por los movimientos políticos y sociales, suelen buscar en las sectas "un sentido a la vida y a la muerte", y de ahí su interés "por lo esotérico, místico y trascendente" al mismo tiempo que por los aspectos "asociativos".

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De los testimonios de jóvenes que se han adherido a las sectas se descubre que se dirigieron a ellas por las siguientes causas: "Por la posibilidad de conocer gente nueva y hacer amigos". "Hay gente que te cae bien, y entonces te vas metiendo poco a poco". "Por falta de comunicación, porque te encuentras encerrada en ti misma y no sabes qué hacer". "Te arrastra la curiosidad cuando te encuentras aburrido. Vas a ver lo que es y terminas dentro".

Pero Andrés Canteras, profesor de Sociología de la Complutense de Madrid, se pregunta cómo se explica que, trantándose muchas veces de organizaciones piramidales y jerarquizadas, bajo un líder carismático a veces severo, que les despoja de su libertad, puedan atraer a jóvenes que van en busca de mayor felicidad y libertad.

Al parecer, se trata de esa ambivalencia típica de la adolescencia y de la juventud por la que no acaban de saber lo que quieren. Puede ser la búsqueda subconsciente de la figura fuerte del padre o de la madre que les faltaron. Una búsqueda de seguridad y de afecto que piensan encontrar en el ambiente cálido y protector de las pequeñas comunidades sectarias.

De ahí que sea más fácil que se fascinen por las diversas sectas los jóvenes con mayores problemas psicológicos o sociológicos, los más frágiles afectivamente, los que arrastran mayores complejos o problemas de adaptación familiar o de drogadicción.

Este miedo a que los jóvenes prefieran las sectas a las parroquias católicas o cristianas ha hecho que el papa Juan Pablo II promulgase un documento vaticano sobre el tema, pero tratándolo con guante blanco. Se afirma, en efecto, en el documento que las sectas "están en íntima relación con las necesidades y aspiraciones que aparentemente no alcanzan en la Iglesia", ya que, subraya el documento, "ayudan a salir del anonimato, a construirse una identidad ofreciendo calor humano, compañerismo ( ... ) especialmente en situaciones de crisis y marginación ( ... ), mientras que parroquias enormes están orientadas a la administración dejando poco espacio para el encuentro con cada persona".

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