El festival japonés de Nara hermana la música de diferentes culturas

ENVIADO ESPECIALEl festival The great musié experience, celebrado ayer en Nara, la antigua capital de Japón, inauguró una serie de recitales que recorrerán hasta el año 2000 escenarios incomparables en México, Egipto, Cuba, Irán, India y China. La primera celebración reunió a músicos de diferentes nacionalidades y estilos; entre ellos, Bob Dylan, una orquesta japonesa, Los Chieftains, Ry Cooder, Joni Mitchell, INXS y los gigantescos tambores de Leonard Eto.

La explanada situada enfrente del milenario templo budista de Todaiji, con capacidad para albergar a 15.000 personas, registró una media entrada debido al alto precio de las localidades 10.000 yenes (unas 13.000 pesetas) de pie, 28.000 yenes (cerca de 39.000 pesetas) con asiento. Los asistentes soportaron. durante más de tres horas un intenso frío y un espectáculo que combinó hallazgos musicales de interés y engendros de exotismo de grandes almacenes.El concierto comenzó con un shaymo, un canto interpretado por un coro de monjes budistas que motivó las risas de una buena parte del público más joven. Tras una introducción instrumental a cargo de las dos orquestas japonesas (la tradicional de Ryu y la New Philarmonic de Tokio), los veteranos del folclore irlandés Chieftains y un grupo de prestigiosos instrumentistas de rock, salieron a escena las primeras estrellas de la noche, losaustralianos INXS.

Nota intimista

Tras ellos actuó un mito de los anos sesenta, la cantante canadiense Joni Mitchell, que puso la nota intimista y folkie en companía de Ry Cooder y de la estrella del rock japonés Hotei. Mitchell presentó su última canción, Magdeleines laundry, con un breve alegato contra la explotación de las mujeres, algo especialmente significativo en un país en el que el sexo femenino ha estado secularmente relegado a un, segundo plano.Pero el gélido público japoriés no se calentó hasta que apareció Toshillnori Kondo, que interpretó, junto a Ry Coorder, las piezas más bailables de la noche. Con la simpatía que le caracteriza, Bob Dylan interpretó algunos de sus clásicos, entre ellos A hard rain`s gonnafall, y se marchó sin dar las gracias ni decir adiós. Y al final, la estrella que todas las estrafalarias fans japonesas esperaban: el rockero norteamericano Jón Bon Jovi. Quince minutos de histeria y, tras el típico final en el que todos los artistas interpretaron el himno de Bob Dylan que suele cerrar los macroconciertos, I shall be released, los cantos de los monjes sirvieron para cerrar el festival.

En las horas previas al concierto, los artistas mostraron diferentes puntos de vista respecto al carácter del festival. Joni Mitchell, budista practicante, insistió en las buenas intenciones del concierto. "Ha habido mucho escepticismo respecto a los grandes festivales", declaró. "Desde Woodstock, la gente de la prensa dice: 'Oh, no, otro gran festival'.Pero aquí: hay un ambiente de. verdadero optimismo, que espero que se transmita al público". Roger Taylor, antiguo batería de Queen, se mostró algo más esceptico: "No he tenido tiempo de hacer las visitas culturales de Jóni. Sólo he visto a Buda en la película de Bertolucci".

El festival The great music experience se celebrará hasta el año 2000 en otros lugares como la ciudad prehispánica de Teotihuacán (México), las pirámides de Egipto, la parte vieja de La Habana (Cuba), Persépolis (Irán), el Taj mahal (India) y el Palacio Imperial, en China.