Iglesia y aborto
A falta de un voto concreto, que la Iglesia católica expresó más claramente en ocasiones anteriores a favor de los sucesivos Gobiernos tejidos por la disuelta Democracia Cristiana (DC), los obispos italianos sí han dado diversas señales, minuciosamente analizadas por la prensa, de favorecer la investidura del Gobierno de Silvio Berlusconi. Y estas señales servían de coartada indudable para los senadores del Partido Popular Italiano (PPI) que quisieran desobedecer la orden de voto negativo dada por su grupo.Por su parte, con invocaciones a la divinidad y llamadas al pronto restablecimiento del Pontífice, Berlusconi no ha ahorrado ningún gesto que pudiera ganarle las simpatía de ese clero cuyos designios tiene Italia la manía de auscultar, como si se tratara de la reencarnación de los numen.
Más definitivas han podido ser las primeras manifestaciones del nuevo ministro para la Familia, Antonio Guidi, que, sin arriesgarse a comprometerse con una revisión de. la ley sobre el aborto, sí ha hablado de un fracaso de las políticas de prevención y ha calificado de "antecámara de la selección nazi de la raza" las decisiones de abortar "ante la más mínima malformación" del feto. "Mi madre podría haber abortado, en lugar de tener un hijo que ha llegado a ministro", comentó Guidi, que es espástico.
Otras primeras intervenciones del nuevo Gabinete corren el riesgo de ser polémicas, como la decisión -notificada ayer y luego revocada- del Ministerio del Patrimonio Cultural, encomendado a Domenico Fisichella, de Alianza Nacional, de no autorizar la celebración de un acto de presentación del llamado Pasaporte Antirracista Europeo en el que intervendrá Danielle Mitterrand, esposa del presidente de la República Francesa, y diversos artistas italianos.
El acto está programado en la plaza Farnese, ante el palacio del Papa Pablo III que hoy aloja a la Embajada de Francia. En el pasado, en dicha plaza se han celebrado sin problemas numerosos actos de corte francés, incluidos desfiles de modelos.
