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Silvio Berlusconi intenta tranquilizar a Europa al asegurar que su Gobierno será democrático

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, trató ayer de lanzar un mensaje de tranquilidad a las democracias europeas. "La presencia de ministros de Alianza Nacional [neofascistas] en el Ejecutivo no puede ser invocada. como pretexto para una campaña de deslegitimaciones", afirmó ayer el líder de Forza Italia en su debate de investidura en el Senado. "Este Gobierno, y con mayor motivo quien ha sido llamado a presidirlo prosiguió Berlusconi, "se reconoce sin la más mínima sombra de duda en la base jurídica y de principio representada por la Carta Constitucional de 1948".

"Tras la derrota del fascismo en Europa, la democracia como re gla vinculante y como valor su premo de la acción liberal es el horizonte común y explícito de la mayoría, y de cada uno de sus componentes", manifestó Berlusconi ante la Cámara alta italiana. El nuevo primer ministro italiano y propietario del segundo grupo empresarial privado del país, Fininvest, no pudo por menos de partir, en efecto, de "una aclaración preliminar que sirva de una vez por todas, dado que la opinión pública interna e internacional ha acogido la novedad [que representa este Gobierno] con curiosidad, con interés y, en ciertos aspectos, con una punta de comprensible inquietud".Pesaban sobre este pasaje de la intervención del aspirante a primer ministro italiano las noticias, que los periódicos italianos destacaban ayer en sus primeras páginas, de una manifestación autorizada de cabezas rapadas celebrada el pasado domingo en Vicenza, con gran profusión de brazos alzados, camisas negras y consignas fascistas y neonazis.

Gianfranco Fini, el líder de Alianza Nacional y socio político de Berlusconi, la calificaba ayer de "inoportuna", y añadía que se opondrá a cualquier propuesta de sus diputados de reformar el artículo 12 de la Constitución, que prohíbe la refundación del Partido Fascista, si es que tales propuestas, como se rumorea, existen.

El Estado "no tiene más ideología que la de la tolerancia y el rechazo más neto de cualquier forma de racismo, de antisemitismo o de xenofobia", dijo Berlusconi en otro pasaje de su discurso de ayer ante el Senado.

Sobre el discurso del candidato pesaba también la polémica sobre la falta de soluciones al problema de la confusión de intereses. El principal afectado zanjó ayer la discusión de este modo: "No hay nada, ni en la Constitución ni en el sistema legal de esta República democrática y liberal, que arroje la más mínima duda sobre la legitimidad de la formación de este Gobierno o del encargo de presidirlo, que me dio el Jefe de Estado".

"El Gobierno pide, sobre todo en esta materia [de un posible conflicto entre el interés público y el privado del primer ministro], ser considerado por sus hechos", comentó ayer Silvio Berlusconi al pedir al Senado la confianza para su Gobierno. Todo es posible en materia dé controles, añadió, "menos establecer que un empresario no tenga iguales derechos políticos que cualquier ciudadano".

"Creo en una gran empresa colectiva, en una gran aventura que necesita fuego y fe moral", señaló también el aspirante, quien reclamó para sí la herencia del pensamiento liberal republicano y fijó un límite clave: "Cuando una parte excesiva de la renta producida o ahorrada viene confiscada por la máquina político-burocrática sin ser restituida como servicios necesarios y eficientes, es que el límite del poder ha sido superado y, más allá de las intenciones, nace el gobierno antiliberal".Recuperación económica

Ayudas fiscales para la creación de nuevos puestos de trabajo, modificación de los contratos de formación en favor de las empresas, introducción del trabajo a tiempo parcial, "sobre todo para las mujeres", son algunas de las líneas económicas para los 100 primeros días del Gobierno, con vistas a una recuperación económica que "no puede no pasar también por el relanzamiento de las obras públicas".

En ese sentido, el Gobierno propone también una nueva revisión de las normas sobre contratos públicos, a fin de desbloquearlos, y esto no gustará a los magistrados de la lucha contra la Mafia, como tampoco la confirmación de que se revisará la figura del arrepentido.

Los procesos de Manos Limpias se harán, dijo Berlusconi, descartando implícitamente una amnistía. Pero el Gobierno velará especialmente por los derechos de los investigados.

Referencias imprecisas a la introducción de una gestión empresarial de los hospitales, al libre derecho de elección de escuela y al interés del Gobierno por el debate federalista sustituyeron en el discurso de ayer las promesas electorales de llevar la privatización de los servicios públicos a sus extremos.

El discurso de Berlusconi incluyó dos homenajes: uno a los jueces asesinados por la Mafia, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, y otro por el restablecimiento del papa Juan Pablo Il.

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