Estampa paulista
Es una estampa genuinamente torera. Tomó el capote, lo sacudió suavemente, alargó los brazos, hundió la barbilla en su pecho, bajó las manos, dobló la cintura y dibujó una verónica de ensueño. Así, uno y otra... Aún estaba embebido en los vuelos del percal cuando sonó el clarín que anunciaba la salida del primer toro. Era el mismo torero, Paula, pero la estampa se transformó. La genialidad se volvió esperpéntica cuando el jerezano echaba de cualquier manera el capote, volvía la cara para no ver al toro y se encerraba en las tablas. Cuando estaba vendido y vencido, el toro, que era un inválido, se desplomó.La plaza estaba de bote en bote y animó con toda su alma a Paula cuando éste tomó la muleta. Silencio de expectación. Un pase por alto, una trincherilla, el viento que molesta, el toro que se cae, dudas del torero y desesperanza entre sus admiradores.
Guateles / Paula, Espartaco, Jesulin
Toros de Los Guateles, desiguales (2º y 3º, impresentables), muy flojos y nobles; lo, 2º y 6º inválidos; 4º encastado. Rafael de Paula: media, dos pinchazos y media baja (pitos); media baja, dos pinchazos, tres descabellos -aviso- y dos descabellos (pitos). Espartaco: estocada (oreja); pinchazo y medía (ovación). Jesulín de Ubrique: estocada trasera caída (dos orejas); estocada trasera (oreja); salió a hombros.Plaza de Jerez, 14 de mayo. Tercera corrida de feria. Lleno.
En el cuarto lo intenta de nuevo con el capote, pero es imposible. El toro tiene casta y embestida larga, pero Paula no tiene condiciones físicas y las artísticas penden de finos alfileres. Dos de rechazos rápidos y emocionantes hacen renacer la esperanza, pero, cuando parece que está a punto de surgir la chispa genial, descompone la figura, cierra los ojos, sale corriendo y busca el estoque. Mantiene Paula la prestancia y el cariño de su gente; no se le puede negar su voluntad, pero su paso por la plaza no aguanta ya un juicio crítico.
El toro más chico de la tarde (los dos mejor presentados le tocaron a Paula) fue para el propietario de la corrida, Espartaco. Un novillo impropio para Jerez y su feria y, sobre todo, para el mismo Espartaco. Era, además, inválido. No lo picaron y el torero tuvo la osadía de brindarlo al público. Entre caídas del animal y abuso del pico por parte del torero, discurrió una faena insulsa que sólo destacó en una serie de naturales. En el quinto, de embestida descompuesta e incierta, el torero estuvo más técnico y su labor no llegó al público.
Jesulín es un ídolo en Jerez. No es necesario que toree porque su sola presencia desata la euforia general. Jugó con su primero y se lo brindó a la infanta Elena. Lo recibió con verónicas, chicuelinas, largas, medias, todo rápido y revuelto, con un dominio de la situación que podía resultar insultante para un toro, pero no para la cabra que tenía delante. La faena se desarrolló en tono menor a causa de la extrema sosería del animal. No se confió con el último, un inválido que no le permitió florituras.
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