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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Tierra de nadie

En tránsito

Dirección: Philippe Lioret. Guión: Michel Ganz y Philippe Lioret. Fotografía: Thierry Arbogast. Francia, 1993. Intérpretes: Jean Rochefort, Marisa Paredes, Laura del Sol, Ticky Holgado, Sotigui Koukate. Estreno en Madrid: Ideal Multicines, Princesa, Vaguada.

Tombés du ciel -primer largometraje de un veterano ingeniero de sonido del cine francés, metido hace un par de años a realizador de películas, llamado Philippe Loiret- le valió a éste ser considerado el mejor director de cuantos compitieron en la sección oficial del último festival de San Sebastián. Vista la película, el galardón no disuena ni parece exagerado. Es, en efecto, una película bien realizada, que se ve muy bien, que tiene una cadencia contenida muy fluida y situaciones y tipos con espontaneidad y gracia. Su mejor cualidad está en ser obra de un colectivo muy conjuntado, que logra sencillez sin candor, ya que todos combinan con astucia, equilibrio y eficacia las gotas del humor con las de la emotividad.

En tránsito es la traducción al español de Caídos del cielo; y hay que reconocer -sin que sirva de precedente, pues las distribuidoras hacen con frecuencia auténticas fechorías reinventando los títulos de las películas- que esta vez la titulación española mejora la original, pues el filme cuenta las historias entrecruzadas de unos cuantos personajes que se encuentran en la encerrona, en esa singular tierra de nadie, de la zona de tránsito de un aeropuerto internacional, al que han llegado indocumentados y donde quedan atrapados en un laberíntico gueto cotidiano, donde pasan días, semanas y a veces meses esperando su deportación.

Son gente que carece de existencia legal, una desgarrada casta de muertos vivientes, que no salen de ninguna bocamanga de prestidigitador, sino que están ahí y son reconocibles en los rincones de cualquier sala de tránsito de cualquier aeropuerto.

La idea argumental del filme es, como se ve, originalísima de puro evidente. Y el desarrollo de esta idea es siempre noble, aceptable, correcto y en ocasiones incluso inspirado. Pero también en ocasiones parece que se queda algo corto. La idea de la película daba para más de lo que la película finalmente da, aunque no es poco.

Triángulo

Y esto se nota en los mejores momentos -pues podrían ser más abundantes de lo que son- de una película que tiene algunos destellos e incluso algunas escenas de alta calidad, sobre todo a causa del excelente reparto, en el que el gran Jean Rochefort hace -como de costumbre en él- una interpretación inimitable frente a las magníficas réplicas que le proporcionan Marisa Paredes y Laura del Sol.

El triángulo, complementado por un reparto corto, muy homogéneo y convincente, es lo mejor de la película. Son todos ellos personajes creíbles y cercanos, que se mueven con comodidad, y nos la transmiten, dentro de un insólito laberinto kafkiano de la vida real: las tripas vacías de un monstruo burocrático y policial, en las que sobreviven a la manera de Jonás cuando fue engullido por una ballena.

Lioret sortea bien la trampa del trascendentalismo y la tentación del ejercicio de estilo, y opta por una puesta en escena sencilla y transparente, dando la primacía a los intérpretes, que están a la altura del mandato y resuelven la película con agilidad y talento.

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