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Entrevista:

"Correré la suerte de todos los cubanos"

Rocío García

Vive en uno de los barrios más marginales y pobres de La Habana, en el que ni siquiera hay un cine. Fresa y chocolate es el primer filme de Jorge Perugorría (La Habana, 1965), en el que hace de Diego, un homosexual que inicia una amistad con un militante comunista (David) y que es reprimido hasta el extremo de tener que abandonar su país. Actor de teatro, a Perugorría ya le esperan dos nuevos proyectos cinematográficos: Derecho de asilo, dirigido por Octavio Córtazar y basado en un cuento de Alejo Carpentier, y Edipo alcalde, una versión de Edipo Rey con guión de García Márquez y bajo la dirección del colombiano Jorge Alitriana.Pregunta. ¿Cómo valora su trabajo con Gutiérrez Alea?

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Respuesta. Ha sido muy importante por muchas razones. En Cuba, los actores que vivimos dentro de la isla no aspiramos a trabajar en Hollywood o en España. Nuestras aspiraciones son las de trabajar con directores cubanos, porque vivimos también ese aislamiento como creadores. No tenemos proyección internacional y, por ello, trabajar con Titón [Gutiérrez Alea] ha sido como realizar un sueño. Titón, no sólo es el más grande de nuestros directores, sino que es un gran ser humano y un gran maestro.

P. ¿Ha cambiado algo su vida tras el éxito de Fresa y chocolate?

R. En algunos aspectos sí. Me ha convertido en un actor popular en Cuba y me ha dado la oportunidad de viajar, que antes no tenía. Pero, en otro sentido, es difícil llevar la fama en medio de las duras circunstancias en que uno vive. Resolver los problemas cotidianos para un actor que es popular se hace bastante difícil, porque en Cuba es imposible para cualquier profesional, ya sea actor, médico o ingeniero, vivir de su salario. Todo el mundo trata de buscar la manera de vivir por fuera, de inventar algo, y al ser popular esto se hace más difícil porque uno tiene que cuidar su imagen, y adaptarse a esas condiciones es bien complejo.

P. ¿Cómo se metió en la piel de un homosexual?

R. Fue un trabajo muy difícil. Yo conocía ya la historia y los personajes; pero me dejé guiar por Titón. Me presentó a varios amigos homosexuales y empecé a trabajar con ellos. Escogí cosas de cada uno para poder construir mi propio personaje.

P. ¿Llegó a comprender a amargura de Diego?

R. Claro. Para llegar a la amargura de Diego, partí de mi propia amargura y le sumé la de muchos Diegos que conozco.

P. ¿Era necesario el excesivo amaneramiento del personaje, sobre todo en la primera parte del filme?

R. En ese trabajo de investigación que hice, un homosexual me contó los códigos de relaciones entre ellos en Cuba, que son muy específicos. Para ellos el momento más difícil de una relación es cuando se conocen, porque hay que dejar bien claro cómo es la propuesta que uno está haciendo. Por eso, Diego se presenta a David como una mujer y además sobreactúa y cae en la frivolidad porque trata de esa manera de desestabilizar a David. Partimos de la frivolidad para, poco a poco, ir revelando todos los valores humanos que tenía el personaje.

P. ¿Son los militantes comunistas en Cuba tan esquemáticos como en el filme?

R. Para creer en David hay que haber vivido la Cuba de los años setenta. Incluso ahora hay muchachos que piensan como él. Quizá pueda parecer un personaje esquemático, pero en la vida real en Cuba hay personas que son esquemáticas. Han cambiado algunas cosas pero se conservan algunos tabús.

P. ¿Es usted militante comunista?

R. No.

P. ¿Tiene solución la crisis de Cuba?

R. Es muy compleja. Es difícil pensar en una solución para los problemas de Cuba ahora. Nadie tiene la solución a esa salida.

P. ¿Ni Fidel Castro?

R. Ni Fidel, estoy convencido. Uno de los objetivos que plantea la película es la tolerancia y, en ese sentido, el camino es ser más tolerantes, aceptar la diversidad y la complejidad que tiene la sociedad y dar la posibilidad a todos los cubanos, los que están en la isla, los de Miami o en cualquier parte del mundo, de hacer algo por salvar la patria.

P. ¿Es Cuba una sociedad intolerante?

R. En muchos aspectos sí, pero Fresa y chocolate plantea un problema universal.

P. ¿Cree legítimo que alguien abandone un país por el hecho de ser diferente?

R. No, es un error. Toda persona tiene derecho a vivir en su país y ayudar a su desarrollo independientemente de su ideología o su manera de ser. Es un derecho que tiene todo ser humano y nadie puede negárselo.

P ¿Cree que Cuba es incomprendida en el extranjero?

R. Si, mucho, porque la información está muy manipulada, tanto por los americanos como por la oficialidad cubana. La verdad está en el pueblo cubano, y quien quiera conocer Cuba debe ir allí y ver cómo viven y lo que están pasando los cubanos.

P. ¿Ha pensado en algún momento abandonar Cuba?

R. No. Pienso vivir en Cuba y correr la suerte que está corriendo mi pueblo.

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