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El Banco Mundial ha descontrolado el 30% de sus ayudas al Tercer Mundo

El Banco Mundial reconoce que un 30% de los proyectos de ayuda al desarrollo en el Tercer Mundo, "son deficientes". Así lo asegura Carmelo Furci, consejero de relaciones internacionales para Europa del Sur del Banco Mundial, que afirma que, a veces, los recursos de esta institución se han dirigido a proyectos que, de haber logrado un correcta evaluación, hubiesen evitado que importantes recursos hubiesen caído en saco roto.Son casos por ejemplo como el de una ayuda concedida el pasado año al dictador guineano Teodoro Obiang por valor de 18 millones de dólares, -unos 2.520 millones de pesetas- justo en un momento en que las violaciones de los derechos humanos habían provocado un boicoteo de ayudas internacionales a la ex colonia española.

"Probablemente este caso forma parte del grupo de 30% de errores", dice Furci, que visitó recientemente Madrid para participar en un debate organizado por Ecofórum. Furci admitió que "hay algo de cierto" en las acusaciones de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que, dentro de la campaña 50 años bastan, han arremetido contra el funcionamiento de las instituciones de Bretton Woods -Banco Mundial, Fondo Internacional y GATT- Les acusan de no aportar verdadera ayuda, sino todo lo contrario: agravar la miseria y dependencia de los países subdesarrollados.

Pesada burocracia

Los aspectos más denunciados son los destrozos medioambientales provocados por muchos proyectos del banco. Pero también hay organizaciones que han tomado como blanco la falta de eficacia de una maquinaria excesivamente burocratizada en la que sólo el 17% de sus funcionarios han asegurado "que el trabajo analítico hecho durante la preparación de proyectos era compatible con el logro de una calidad del proyecto".Un desperdicio que, según este movimiento de protesta, se agrava con el hecho de que estos funcionarios han logrado este año un aumento del 6,2% de sus salarios.

Furci, sin embargo, asegura que su institución también tiene sus críticas contra los acusadores. "Las ONGs se limitan a denunciar con una postura un tanto demagógica, pero sin aportar ninguna propuesta concreta", matiza. "Lo suyo es que nos pongamos a trabajar juntos para rectificar los errores".

Algunos directivos de ONG intentaron pasar a la acción. Es el caso de Pierre Garland, secretario general de la prestigiosa organización especializada en la infancia Oxfam, de Bélgica. Después de tres años de trabajos, Garland presentó recientemente su renuncia al Grupo de Trabajo de ONG del Banco Mundial y de su Comité de Iniciativas. "Por honestidad", añadió en su carta de dimisión. Y acusaba al Banco Mundial de considerar como buenos sólo a "los que aceptan prostituir sus economías a los intereses de las multinacionales".

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