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Los Hércules españoles evacuan a 30 'cascos azules' belgas de Kigali

Alfonso Armada

Los aviadores españoles se sacaron ayer una espina. Habían venido a África decididos a volar. Pero habían llegado tan tarde a la misión que cuando Regaron apenas quedaban civiles extranjeros que evacuar de Ruanda. En un vuelo nocturno que les llevó sobre el lago Victoria, el primer Hércules aterrizó en el aeropuerto de Kigali a las 20.15 de ayer. El segundo, 10 minutos después. Los aviones engulleron a 30 cascos azules belgas y a dos vehículos de blanco y con las iniciales de la ONU, y volvieron a despegar camino de Nairobi.

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Bélgica ha comenzado a remover a sus tropas de Ruanda sin esperar una decisión del Consejo de Seguridad. El ruido de los motores era ensordecedor. Pero no había estruendo de morteros o de armas automáticas que apagar.Según los cascos azules de Bangladesh, que ven partir con una mezcla de fatalidad e indiferencia a sus compañeros de misión, los combates entre el Frente Patriótico Ruandés (FPR, de mayoría tutsi) y la Guardia Nacional hutu fueron especialmente violentos durante todo el domingo. Pero Kigali sigue sin caer.

Los rebeldes del FPR, un movimiento guerrillero de mayoría tutsi, volvieron a exigir ayer la dimisión del Gobierno provisional y la disolución de la Guardia Nacional para negociar un alto el fuego en la capital de Ruanda. Mientras tanto, Bruselas volvió a insistir en la necesidad de retirar a los cascos azules desplegados en Ruanda, ya que se encuentran, según el ministro de Asuntos Exteriores belga, Willy Claes, "en una ratonera". Pero sus tropas sobre el terreno parecen cansadas de esperar. Esperan completar la evacuación total de su batallón de 490 hombres mañana martes.

Mientras tanto, el Gobierno provisional ruandés, establecido en Gitarama, a unos 40 kilómetros al este de la capital, denunció ayer las precarias condiciones en que se encuentran numerosos refugiados, tanto en Kigali como en otros lugares del país. Decenas de miles de ruandeses han huido a Burundi, Tanzania, Uganda y Zaire.

Miembros de la Cruz Roja Intemacional observaron impotentes el sábado cómo milicianos armados remataron a tiros a seis heridos que estaban siendo llevados a un hospital de campaña de Kigali. El asesinato a sange fría se produjo, según la Cruz Roja, ante soldados de la Guardia Nacional ruandesa, que no hicieron nada por impedir el crimen.

A pesar de que no han logrado controlar por completo Kigali, el FPR ha establecido durísimas condiciones para negociar un alto el fuego con el Ejército regular. Sin embargo, observadores militares belgas dudaban ayer de la capacidad de los rebeldes de controlar por completo la capital. El encuentro entre representantes de la guerrilla y del Ejército ruandés en el hotel Meridien, una zona controlada por el FPR, bajo supervisión de las Naciones Unidas, terminó, como la celebrada el sábado, sin acuerdo. Sin embargo, la mediación de la Misión de las Naciones Unidas en Ruanda (MINUR), que logré un alto el fuego entre las partes en agosto pasado, quedará herida de muerte si Bélgica ultima mañana la retirada de sus cascos azules.

Por otra parte, cinco monjas españolas de la Orden de las Dominicas de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción llegaron ayer a Nairobi (Kenia) procedentes de Uganda tras un accidentado viaje de escapada de Ruanda. Las monjas tenían previsto regresar hoy a España. Ana María Sainz de Murieta, una de ellas, manifestó ayer que la misión en la que se encontraban y adonde llegaron hace 26 años se encontraba en una zona desmilitarizada y controlada por cascos azules. No presenciaron directamente ninguna matanza y sus vidas fueron respetadas.

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