Ligero alivio
A LA ligera disminución del paro conocida el martes se unió ayer la noticia de una evolución moderada de los precios en marzo. Por lo mismo que uno de los factores más preocupantes de la crisis ha venido siendo la combinación entre baja actividad y resistencia de los precios a bajar, es la evolución simultánea de ambas variables en el buen sentido, más que la intensidad de la mejora, lo que ahora justifica una visión algo más optimista. No es que pueda hablarse ya de cambio de tendencia, pero al menos se ha interrumpido la evolución negativa de comienzos de año, cuando a la continuación del derrumbe del empleo se unió una inflación que tan sólo en enero consumió casi un tercio de la previsión anual.Con ese lastre de entrada, la moderación de marzo apenas supone un alivio en medio de la tormenta, pues la inflación acumulada es ya del 1,4%, y la interanual, del 5%, muy por encima del 3,5% esperado para fin de año. La subida es ligeramente inferior a la de 1993, pero todavía demasiado elevada para una economía en la que el consumo sigue bajo mínimos. La experiencia indica, de otro lado, que los años con fuerte crecimiento del sector del turismo, como parece que será 1994, tienden a ser inflacionistas.
El Gobierno, ante esta situación, debería salvar sus diferencias internas -entre los titulares de Economía y Obras Públicas y Transportes sobre todo- y decidirse a actuar contra determinados grupos de interés para afrontar las reformas estructurales anunciadas en el sector servicios (liberalización de telecomunicaciones, suelo, tarifas de colegios profesionales) y conseguir así relajar los precios. Mientras la inflación no rompa esos niveles de resistencia, es difícil que el Banco de España continúe rebajando el precio del dinero a pesar de que otros países de nuestro entorno los bajen (ayer, el Bundesbank alemán volvió a recortar un cuarto de punto sus tipos).
Aunque la alimentación sólo haya subido el 0,1% en marzo, este dato es de los considerados graves para los objetivos del Gobierno, que apunta a este sector como uno de los causantes de la inflación de marzo. La tasa interanual en este capítulo es del 5,5%, la más alta desde hace dos años. La alimentación es uno de los segmentos más difíciles de controlar por su errática evolución, que depende de elementos como las cosechas o los periodos vacacionales en los que suben los precios en las zonas turísticas. Este mismo factor explica que se hayan disparado los precios en los servicios (sobre todo, los de hostelería y turismo), aunque no tanto los médicos, que también han crecido un 1%.
Lo único que está tirando claramente de la economía es el sector exterior y, al menos en febrero, las exportaciones han crecido mucho, pero también las importaciones, y éstas, en la medida en que inyectan productos en el mercado español, juegan a la baja en los precios (más oferta). No parece, tampoco, que se pueda culpar del estancamiento de la inflación a los salarios: la mayoría de los convenios se están empezando ahora a desbloquear, y el año pasado, pese a subir más que la inflación, lo hicieron un punto menos que en 1992.
La reducción del paro (13.338 parados menos que en febrero) rompe la tendencia al aumento mantenida desde agosto pasado. Puesto que este año la Semana Santa empezó en marzo, habrá que esperar a conocer los resultados del mes actual para valorar si esa mejora tiene un elevado componente estacional.
Pero el incremento de las colocaciones ha sido el mayor desde 1985 y supone un crecimiento del 17% respecto a 1993 para el conjunto del primer trimestre. Incluso si ello es consecuencia de las nuevas modalidades de contratación antes que de un cambio en la coyuntura, es innegable su efecto dinamizador sobre una economía que necesita inyecciones urgentes de confianza.
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