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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Reforma argentina

LAS ELECCIONES constituyentes celebradas el pasado domingo en Argentina alcanzaron el objetivo fundamental propuesto por el gobernante Partido Justicialista y la opositora Unión Cívica Radical (UCR): agrupar una mayoría capaz de reformar la Carta Magna de 1853 en, los términos acordados por el Pacto de Olivos. Pero sus resultados incorporan una variante que no esperaban los dos partidos mayoritarios: la irrupción del izquierdista Frente Grande en la capital federal, arrebatando esta plaza fundamental al justicialismo, con serias posibilidades de alterar el histórico bipartidismo nacional. El radicalismo del ex presidente Raúl Alfonsín quedó relegado a un tercer puesto doblado en votos por un movimiento cuya principal oferta fue la protesta.El peronismo permanece como primera fuerza política, y consigue la mayoría de los escaños en una Convención Constituyente que, entre otras tareas, deberá eliminar la cláusula que impide la reelección presidencial de Menem. Pero su principal aliado, el radicalismo, ha sufrido un golpe cuya trascendencia está por ver. Acusado de claudicante dentro y fuera del partido, ha perdido los votos que recibió el Frente Grande, agrupación que gana con el descontento y el malestar social generado por las altas cotas de corrupción oficial.

Pero más que el ascenso de un nuevo interlocutor político, lo que preocupa es la desorientación de los radicales, convalecientes aún de sus anteriores fracasos. Tiempo hay para recomponer la imagen antes de que el próximo año se celebren las elecciones presidenciales, pero primeramente se hace necesario lograr la paz interna en la UCR para abordar los trabajos en la próxima asamblea constituyente. El Gobierno no logró la mayoría propia como para imponer sus tesis, y es previsible que algunos diputados radicales se alcen contra el contenido del Pacto de Olivos, que, de cumplirse, incluye unas reformas susceptibles de perfeccionar la democracia argentina atenuando el actual presidencialismo mediante un reforzamiento de los poderes legislativo y judicial. De quebrarse el compromiso entre peronistas y radicales, la oposición antipactista aprovechará la coyuntura para denunciar el acuerdo del 17 de noviembre pasado y proceder a su amplia revisión.

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