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Verdades a medias

La paz entre el Gobierno y la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), más cercana tras el acuerdo firmado en México el pasado mes de marzo, parece ser la única vía de terminar con la pesadilla que vive el país. "Por un lado, disminuirían radicalmente las violaciones de los derechos humanos, tanto por parte del Ejército como por parte de la guerrilla. Por otro, desaparecerían los elementos que justifican la militarización del país y se impondría un mensaje de conciliación" afirma Carlos Aldana, director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado Guatemalteco.El camino no es sencillo. Si bien, según Héctor Rosada, director de la comisión oficial de pacificación, "el Ejército es quien más claro tiene que hay que acabar con esta guerra" ,la conciencia de que son los vencedores del conflicto y el temor a que la paz conlleve rendir cuentas del pasado ha puesto en contra de la negociación a un amplio sector del estamento militar. "En general, yo creo que hay acuerdo en que se negocie, pero, eso sí, hay una exigencia común: el Ejército no debe salir deshonrado de¡ proceso", afirma Rosada.

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El ejemplo de El Salvador, donde la Comisión de la Verdad sacó a la luz los horrores de la guerra sucia, pone los pelos de punta a las Fuerzas Armadas: si 12 años de enfrentamientos. dieron suficiente material a la comisión salvadoreña como para espantar al mundo, qué no saldrá de un país donde el conflicto dura ya 30 años y donde el Ejército llegó a emplear como táctica contrainsurgente el exterminio de poblaciones indígenas entre 1978 y 1983, bajo los gobiernos de los generales Fernando Lucas García y Efraín Ríos Montt.

Y es precisamente una comisión de la verdad lo que exigen todas las organizaciones vinculadas a la lucha por los derechos humanos. "En ese punto las cosas están muy claras" explica Héctor Rosada. "Una comisión de la verdad es inviable. No aceptamos la búsqueda de venganza. Hay que actuar con pragmatismo y no podemos unificar al Ejército en contra del proceso negociador. Además, es incorrecto culpar globalmente a las Fuerzas Armadas, cuando lo que se vivía era una situación de guerra. Hoy por hoy, tenemos que trabajar con lo que las estructuxas sociales del país son capaces de soportar".

En este sentido, la URNG parece estar de acuerdo, según explica ,el comisionado gubernamental. "Hemos llegado a unos puntos de consenso. Se pretende esclarecer el pasado con un enfoque constructivo, sin propósitos judiciales. Habrá además un resarcimiento moral y material de las víctimas del conflicto".

Pero esas víctimas no están dispuestas a olvidar todo lo ocurrido. "El que se esclarezca todo lo sucedido dependerá de la presión internacional" comenta Rosalina Tuyuc, dirigente de la Confederación Nacional de Viudas de Guatemala (Conavigua). "Nosotros, por nuestra parte, no descansaremos hasta lograr que esto se tome en cuenta".

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