Bossi confirma que la Liga Norte se incorporará al próximo Gobierno de Italia
La Liga Norte participará en el próximo Gobierno de Italia. Lo confirmó ayer Umberto Bossi en Pontida, cuna del independentismo lombardo, donde no reiteró su veto de hace pocos días contra las aspiraciones de Silvio Berlusconi a ser primer ministro ni apenas recordó los antecedentes fascistas de Alianza Nacional (AN), la tercera pata del precario bloque de la derecha que se impuso en las elecciones italianas del pasado 27 de marzo. Más de 20.000 seguidores aclamaron con un sí masivo el anuncio de su líder, sujeto a dos condiciones: que el Gabinete reforme la Constitución para que Italia sea "federal" y "liberal-democrática".
El drama anunciado de un Bossi necesitado de convencer a sus electores de que han triunfado, aunque el voto de la Liga Norte se encuentre estancado y otras fuerzas con más perspectiva hayan irrumpido en su propio campo de la protesta fiscal y antiestatalista, concluye así, con un final previsible. El desenlace del enredo de ataques y aproximaciones a sus aliados que el líder de la Liga protagonizó durante la semana pasada, resulta también coherente con la amenaza, de Berlusconi de provocar la convocatoria de nuevas elecciones, en el supuesto de que su intento de formar Gobierno fracase. Para Bossi, una nueva prueba inmediata ante las urnas podría ser suicida.
No obstante, el líder lombardo tiene todavía margen de tiempo para nuevas sorpresas. Quedan al menos un par de semanas hasta que se abran de verdad las negociaciones de Gobierno, después de que el presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, encargue a Berlusconi, como hará según todos los indicios, la formación del Gabiete.
Amenaza de escisión
"Si no hubiera cambios en tiempo breve, dentro de seis meses nos volveremos a ver aquí, tras haber hecho caer el Gobierno. Y entonces, el norte se irá", afirmó Bossi. La amenaza de escisión flotó, pues, sobre esta jornada "histórica", según sus protagonistas, en la que, paradójicamente, se anunciaba la decisión de gobernar con el partido más representativo de la tradición centralista del fascismo. "La Liga es antifascista, y no puede tolerar un retórno de tal ideología. Alianza Nacional lo debe tener en cuenta", dijo Bossi a sus seguidores llegados con sus banderillas, sus gorros de cruzados y sus tortellinis al prado junto a la abadía donde, el 7 de abril de 1167, los municipios lombardos juraron oponerse a las ambiciones anexionistas de Federico Barbarroja.
"En Pontida ocurre hoy algo que tendrá eco en todo el mundo. Se decide si se hará o no el Gobierno. Y no hemos querido decidirlo antes, porque nosotros no pactamos con el poder, sino con el pueblo", aseguró Bossi.
"No podemos olvidar que Fininvest (el grupo empresarial de Berlusconi) es parte de un duopolio. Por ello, pedimos, para entrar en el Gobierno, dos mandatos precisos para los ministros de la Liga: uno para reformar la Constitución y otro para redactar una ley antitrust nueva", aseguró también el líder ante unas masas enfervorizadas.
Lejos de estos fastos, en un hotel de Roma, Berlusconi habló ayer antes de que lo hiciera Bossi en Pontida, de manera que no pudo comentar en caliente el último quiebro del líder de la Liga. Pero sí afirmó que su pacto con Bossi, y con Gianfranco Fini, el líder de AN, "no es de derechas, sino de centro", ya que "AN ha hecho una sincera profesión de liberalismo y la Liga "aún con la dificultad de precisar su pensamiento real, no puede ser definida como de derechas".
Berlusconi anunció, además, que es partidario de que la reforma de la ley electoral genere un sistema similar al inglés, uninominal y mayoritario, con una sóla vuelta.
El líder de Forza Italia participó en Roma en la convención de los radicales por invitación de Marco Pannella.
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