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Entrevista:

"El mayor problema del planeta es la población"

Felipe de Edimburgo, esposo de la reina de Inglaterra, tiene ahora 72 años impecables. Preside desde 1981 el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), organización a la que está vinculado desde hace ya 33 años. Su optimismo ante el futuro, del planeta no le impide ver la realidad de problemas como el de la población y el de la falta de comprensión de la gente. "Cada vez que se dan dos pasos adelante, hay tres hacia atrás".

Aunque de modales elegantes y exquisitos no es un hombre protocolario ni ceremonioso. Dotado de un excelente sentido de humor y punzante ironía es además un conversador ameno. Todo lo pone en solfa y no duda en denunciar los estereotipos e hipocresías por los que se rige nuestra sociedad.

Pregunta. ¿Cuáles son los problemas más apremiantes en la conservación de la naturaleza?Respuesta. Por lo que concierne al Fondo Mundial para la Naturaleza, es prevenir la extinción de las especies de los animales o si se le da la vuelta, la conservación de la biodiversidad. Y la causa fundamental de ello es el incremento de la población mundial: de 2.000 millones cuando yo nací, a 6.000 millones ahora. En 30 años se pronostica que alcanzará los 10.000 millones de habitantes. Y ello implica una demanda tremenda de recursos naturales. En la actualidad, no hay recursos suficientes, a pesar de lo que se diga. A más población, la biodiversidad del mundo, incluyendo el occidental, se elimina a mayor velocidad. Y además, a más población, más pobreza.

P. ¿No cree que antes de llegar a la catástrofe el hombre inventa siempre algo?

R. Inventamos la contracepción, pero no funciona bien excepto en Europa. Hace 15 años se empezó a llamar la atención sobre la cantidad de bosques que se cortaban. El área perdida es dramática. Luego se pactaron los tratados internacionales sobre explotación de la madera, la silvicultura... Se ha tratado de hacer algo, pero hasta ahora no ha funcionado.

P. Los tratados de Río sobre la biodiversidad y el clima acában de entrar en vigor ¿cree usted que Río fue un paso importante?R. Río fue un progreso, un paso lento pero no una completa cura. Hay que puntualizar que hay una gran diferencia entre firmar y ejecutar un tratado. Uno de los más importantes en la conservación es CITES, referente al comercio internacional de las especies en vías de extinción. Cientos de gobiernos y donantes han firmado, pero el comercio ilegal de tigres, rinocerontes... continúa cada vez más intenso. Convenciones y regulaciones están ahí, pero no funcionan. Es exactamente como el comercio ilegal de droga. No se puede parar. Y no se puede echar la culpa a nadie en concreto.

P. ¿Cuál es su opinión sobre las discusiones del GATT para incluir las cuestiones de medio ambiente?

R. El comercio es una de las cosas más peligrosas. Creo que las cuestiones medioambientales deben incluirse en el GATT, de forma que la conservación de la naturaleza sea más fácil para los países con recursos. Un Estado debe tener la posibilidad de decir a otro que no va a importar su madera, porque están explotando demasiado su país.

P. En las sociedades de Occidente, ¿estamos más concienciados?

R. No necesariamente; no se puede generalizar. En el mundo hay comunidades que saben perfectamente lo que están haciendo y comprenden el principio de conservación. Pero vaya a una ciudad de España o Inglaterra, por ejemplo, y hable de desarrollo sostenible. Muchos le preguntarán qué es. El problema está en la población urbana. Y el mundo de hoy se está convirtiendo en grandes urbes. Hemos creado monstruos como México.

P. ¿Cuál es su opinión sobre las posiciones extremas ecológicas? Por ejemplo, la posición extrema del rechazo de los criaderos de animales para utilizar su piel?

R. Llevar o no un abrigo de piel no es una posición ecológica. Los zapatos que utilizamos son de piel. Toda criatura depende del excedente de otra criatura, hierba y ganado, tigres y antílopes... El problema llega cuando se utiliza una criatura particular más de lo que podemos generar naturalmente.

P. Escuchándole parece que todo es culpa del egoísmo humano.

R. Creo que la mayor dificultad es hacer comprender a la gente que la única forma de salvar el medio ambiente es sacrificándose. Renunciar a un modo de vida despilfarrador, a un cierto confort, a ambiciones de haber dinero fácil y rápido...

P. ¿Cuál ha sido en estos 33 años, los mayores logros del WWF?

R. Las cosas son mejores de lo que podrían haber sido. La situación sería mucho peor en la actualidad si no hubieran actuado los movimientos básicos de conservación, de los que WWF forma parte. En los sesenta y setenta era más una cuestión destinada a pequeñas sociedades. Y ahora ha crecido hasta la dimensión de la Conferencia de Río, donde masas de gente acudieron. La concienciación es mayor indudablemente, pero a la vez los problemas y la población se han multiplicado

P. WWF compró un trozo de Doñana. ¿Cómo fue?

R. España es un país maravilloso, con una vida salvaje muy vasta; de los pocos países donde hay buitres... Por lo que respecta a Doñana había una parte que estaba en venta y se compró para evitar que se utilizase para la producción. Lo que es interesante es que en esa zona hay un ciclo de agua entre el río y los vientos atlánticos que arrastran muchos de los residuos químicos y fertilizantes de la agricultura hacia las aguas de Doñana, lo que afecta a las áreas protegidas. De ahí se deduce que proteger el coto significa sólo que no está desprotegido, pero no basta.

P. ¿No alberga nada de optimismo?

R. Imagino que debo ser optimista, si no no estaría aquí. A veces me recuerdo que hemos tenido éxito en ciertas ocasiones. Pero realmente no hay motivos para serlo. Cuando resulta bien algo distinto sale mal. Por ejemplo, hace 20 años el Fondo Mundial de la Naturaleza comenzó un programa de conservación del tigre en la India que resultó de gran éxito. De 1.000 llegaron a ser 4.000. Ahora hay una gran cantidad de huesos de tigre en Corea y Taiwán. Y todo el trabajo hecho se ha derrumbado. Todo funciona de forma que se dan dos pasos adelante y tres hacia atrás.

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