Un poder legislativo reforzado
De cumplirse el contenido de la reforma constitucional, se atenúa el poder presidencial y se refuerza la independencia del poder legislativo. La Cámara constituyente, con 350 escaños, redactará la nueva Carta Magna, que permitirá la reelección del presidente por cuatro años. Se crea la figura del jefe de Gabinete, que será nombrado por el presidente y podrá ser destituido por el Congreso.
El presidente no tendrá la obligación de ser católico, y accede al cargo por sufragio directo.
Se establece la Auditoría General de la Nación para controlar al Gobierno. Sus miembros serán designados por el Congreso, al igual que los principales directivos del Banco Central.
Se crea el Consejo de la Magistratura para que regule la designación de jueces. El Ejecutivo se compromete a aceptar sus nombramientos.
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