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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La insumisión

Considero atentar contra la dignidad de las personas el expresar en público el hecho de definir como insolidarios a los jóvenes objetores a la Ley de Objeción de Conciencia (LOC) o a la Ley del Servicio Militar Obligatorio.Decir de forma gratuita que los insumisos no queremos hacer nada es juzgar impunemente y sin motivos el acto de miles de jóvenes de no colaborar con leyes injustas como la del Estado español, la no colaboración que puso en práctica Gandhi para desmilitarizar la India.

Ni ustedes nos conocen ni se preocupan en acercarse a un colectivo de jóvenes para conocer nuestras inquietudes y los motivos que amparan nuestro legítimo derecho de desobediencia civil, no violenta, que emana del derecho a la objeción de conciencia, y ésta del derecho de libertad ideológica.

Si nos arriesgamos a ir a la cárcel es porque nos preocupa que nuestra sociedad se encuentre militarizada y se mueva entre valores como la violencia, la competitividad y la sumisión o borreguismo. Ustedes deben respetarnos.

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Cualquier insolidarlo estaría dispuesto, aun conociendo de la pobreza, a aceptar gratificaciones, o a gastar más de 40.000 millones de pesetas en investigaciones sobre el caza europeo, o a usar objetores de conciencia para no ampliar su plantilla de profesionales remunerados, o a los militares de conveniencia que durante siglos han sido llevados y traídos a su casa en coches oficiales y se han llevado comida del rancho de los soldados. Podemos llamar insolidarios a los objetores de conciencia que cumplen la LOC para librarse de la mili o los soldados que, sin desearlo, buscan pasar ese mal trago, ambas posturas son comprensibles.

De corazón les pido que no olviden que la insumisión es un acto beneficioso para la sociedad, buscamos el reconocimiento de la objeción de conciencia como derecho fundamental, y el advenimiento de un Estado de justicia social, un Estado que sobrepasa el estado de lujuria del actual Estado de bienestar social.

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