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Crece la industria de combustible atómico español pese a la moratoria prevista en el PEN

La fábrica de Salamanca exporta óxido de uranio a otros países europeos

Es una auténtica paradoja. A pesar de la crisis económica y la moratoria nuclear decidida en el Plan Energético Nacional (PEN de 1983, la fábrica de combustible nuclear de Juzbado, en Salamanca, la única explotación de uranio que funciona en España, ha aumentado su volumen de negocio. La fábrica no sólo suministra el óxido de uranio que consumen ocho, de las nueve centrales nucleares españolas, sino que desde 1988 está ganando mercado en el resto de Europa. La mina de Salamanca es una de las mayores reservas de uranio del país.

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Razones estratégicas

En 1972 se creó la Empresa Nacional del Uranio (ENUSA) para explorar los yacimientos de uranio de España y explotarlos, y para fabricar combustible para las centrales nucleares. De acuerdo con las directrices fijadas por el Plan Energético Nacional (PEN) de 1983, en 1992 quedó totalmente paralizado el plan de exploraciones para localizar todos los yacimientos del país, y se limitaron las operaciones al desarrollo de esta mina salmantina, situada en Ciudad Rodrigo.Sin embargo, dos años después de que el PEN paralizara la construcción de cinco centrales nucleares -dos de Valdecaballeros, dos de Lemóniz y la segunda de Trillo-, el Gobierno autorizó la puesta en marcha de la fábrica de combustible de Juzbado, el 14 de enero de 1985.

La mina de Salamanca es una de las mayores reservas de uranio del país, cifradas actualmente en 38.500 toneladas de óxido de uranio. Otras 10.000 toneladas se han localizado en Badajoz y Guadalajara.

Pedido exterior

En 1988, la fábrica consiguió su primer pedido exterior, para la central suiza de Leibstadt, según recoge la última memoria de la empresa. Un año más tarde, ENUSA se asoció con General Electric para ofrecer conjuntamente combustible para centrales de agua en ebullición (BWR) en el mercado europeo, y en 1991 constituyó con Westinghouse y la British Nuclear Fuels el European Fuel Group, para vender combustible para centrales de agua a presión (PWR) en Europa.Además de Suiza, desde 1992 ENUSA vende combustible nuclear a Francia, Suecia, Alemania y Bélgica. Este año, según los datos aportados por el director de la planta de Juzbado, Jacinto Maricalva, ENUSA exportará el 30% de su producción de 170 toneladas de combustibles. Para 1995 y 1996 tiene contratada una producción de 200 toneladas anuales, siempre según fuentes de la propia empresa en Salamanca.

El óxido de uranio obtenido de las minas se manda a enriquecer al exterior, ya que sólo Francia, Estados Unidos y Rusia, tienen plantas de enriquecimiento de uranio. ENUSA participa en la planta de enriquecimiento de Eurodif, en Francia, donde posee el 11% del capital. También es propietaria del 10% de la Compañía Minera de Akouta, en la República de Níger. Asimismo, actúa como agencia de compra del uranio necesario para todas las centrales españolas.

La planta de Juzbado es la que hace rentable a ENUSA, que en 1992 facturó 30.339 millones de pesetas, y obtuvo unos beneficios de 2.979 millones.

ENUSA ha sacado ventajas de su debilidad. El mercado propio es muy reducido: ocho de las nueve centrales españolas operativas -sólo Trillo no es cliente por utilizar una tecnología especial alemana-. Además, estas ocho centrales son de diferentes tecnologías y generaciones.

El resultado es que, con poca producción, los departamentos de ingeniería de ENUSA han acumulado experiencia en el desarrollo de elementos combustibles diversos: hasta siete modelos diferentes de elementos combustibles para reactores tipo PWR y seis más para los de tipo BWR. Así ha conseguido competir en calidad y precio con los grandes consorcios europeos: ABB, Siemmens y Framatome, y ganar mercado.

Las dos centrales de Ascó, las dos de Almaraz y la de Vandellós II acaban de renovar su contrato de suministro de combustible con ENUSA por cinco recargas.

Mientras en Juzbado se va a ampliar la fábrica con la puesta en marcha a principios de 1995 de una línea de producción de un nuevo combustible con gadolina (retardante del proceso de reacción atómica), que se sumará a las dos líneas de PWR y la de BWR existentes. Además se desarrollan proyectos conjuntos con empresas japonesas y se está ampliando el campo de producción con la fabricación de pequeñas piezas para las centrales.

Si se cierra la central de Zorita, ENUSA habrá perdido un cliente para el que ha diseñado especialmente un elemento de combustible nuevo. Sin embargo, se mantendrá la paradoja del crecimiento en España de la industria del combustible nuclear, paralelo a la reducción de su parque de centrales nucleares.

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