La oposición acusa a Menem de claudicar ante España en el acuerdo de Aerolíneas

El acuerdo sobre Aerolíneas Argentinas suscrito por el Gobierno de Carlos Menem e Iberia, que pasa a controlar el 85% de las acciones, ha recibido sus primeras críticas. "Iberia no dejó ni un ala de pollo", tituló en portada el diario Página 12, mientras cuadros de la opositora Unión Cívica Radical efectuaban una lectura derrotista del compromiso y acusaban al ejecutivo de claudicante y de haber ignorado al Congreso.Después de varios meses de difíciles negociaciones, las partes suavizaron sus planteamientos iniciales y cedieron para evitar los daños políticos y económicos de un fracaso que hubiera coincidido en Argentina con las elecciones constituyentes del próximo día 10 de abril. Esa circunstancia fortaleció la postura española. Pero quienes denuncian blandura o excesivas concesiones temen asimismo que el Gobierno deba afrontar gastos adicionales para ejecutar lo acordado o surjan nuevos conflictos durante la interpretación de algunos términos del contrato. Los radicales de Buenos Aires afirmaron en un comunicado que el Gobierno se ha sometido a la presión española y renunció a una enorme suma de dinero sin recibir a cambio contraprestaciones sustanciales.

Iberia pagó dos veces

Especialistas del sector citados por un columnista de La Nación subrayaban que aunque la Administración logró su objetivo de no poner más dinero en Aerolíneas, privatizada en 1990 y acumulando pérdidas superiores a los 1.000 millones de dólares (138.000 millones de pesetas), "Iberia se salió con la suya (...) aunque no es menos cierto que prácticamente pagó dos veces por la empresa". El periódico Clarín estima que las renuncias han sido parejas. Destaca que Iberia está en condiciones de manejar las inversiones según su conveniencia apartándose del contrato que suscribió en la primera privatización. La renuncia del veto estatal sobre modificación o eliminación de las rutas más gravosas económicamente significa que la compañía española podrá acometer este plan de saneamiento aunque el decreto de desregularización de cabotaje establece un sistema que trata de equilibrar los vuelos en destinos rentables con otros ruinosos.El diputado radical Rodolfo Terragno, que prefiere las cautelas norteamericanas en las operaciones que implican cambios en la titularidad, recordó que la fórmula aplicada hubiera sido imposible en Estados Unidos por cuanto éste país no permite una participación accionarial extranjera superior al 25% en ninguna línea nacional. "Aerolíneas no fue privatizada sino biestatizada. Hoy está en manos de dos gobiernos. Las cosas se arreglan entre Menem y González sobre la base de criterios políticos que nada tienen que vez con la realidad", afirmó.

Un miembro de la comisión bicameral de las privatizaciones, Alberto Natale, del minoritario Partido Demócrata Progresista (PDP), mostró su descuerdo con el convenio y pidió por escrito a Menem que no lo ratifique en tanto no se pronuncie la comisión de Reforma del Estado. Otros radicales califican la operación de desdichada al tiempo que reprochan al secretario de Transportes, Edmundo Soria, de incumplimiento de promesa por no informar previamente al Congreso sobre sus características.