Menem
La puerta de entrada a la meseta castellana es la, ciudad de Logroño, capital de La Rioja. Por éstos parajes discurre una etapa importante del Camino de Santiago. Bien pronto experimentas el contraste de su suelo ondulado, su sol hiriente, sus vegas guarnecidas de monumentos románicos y su paisaje humano. El castellano es adusto, lacónico y hospitalario, sin discursos. Era domingo y laboraban su tierra. Se dice que cuando dan su palabra ésta vale por mil firmas. Humanidad acrisolada en una solidaridad justa y no pide recompensas. Enjutos y de lenguaje medido y escaso. Son el tono y la esencia del paisaje castellano.De Cervatos de la Cueza, a pocos kilómetros del Camino, ya en Palencia, vinieron los San Martín. Esa tarde de agosto de 1988 comprendí que el espíritu sanmartiniano -paradigma de conductas- habíase acunado en los brazos de la Castilla profunda. En el espíritu castellano, hoy que el presidente argentino, Carlos Menem, viene a España con el bagaje de su éxito económico, de haber desmontado el estatismo que asoló a Argentina y de reinsertar al país en el respeto de las naciones, me permito reflexionar. En Argentina ha restablecido unas reglas de juego absolutamente necesarias.
Ahora resta... la gran tarea: recrear su identidad, su orgullo de sociedad que funcione bien, técnicamente competitiva, donde la especulación sea mal mirada, donde la corrupción sea mal vista. Sociedad en la cual hacer las cosas bien sea su mejor vanidad y por nada a cambio. Ello nos dará más respeto en el resto de las sociedades que nuestros mejores discursos. Por eso he creído conveniente retrotraer mi memoria a Cervatos de la Cueza; allí -me ha parecido- está el útero de nuestro definitivo proyecto de sociedad.-
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