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Los métodos de detección del 'afeitado' son prácticamente infalibles, según los especialistas

De 14.000 toros lidiados en 1992 y 1993, sólo las astas de 211 se enviaron a análisis

"Los métodos para analizar las astas de los oros son perfectos, prácticamente infalibles", dice el veterinario Lázaro López, que con Ángeles Moya forma, desde hace muchos años, el equipo de especialistas encargado de examinar las astas de las reses sospechosas de afeitado que se envían a la Escuela Nacional de Sanidad, de Majadahonda (Madrid). Y añade: "Los propios ganaderos creen en esa infalibilidad, aunque sólo cuando las astas de sus reses dan negativo".

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Lázaro y Moya están molestos con las descalificaciones de su trabajo y de su valía profesional que han hecho públicas estos días cinco de los seis ganaderos sancionados por manipulación fraudulenta de astas en la temporada 1992, con mayor dureza Victorino Martín.Ángeles Moya va más lejos al, responder a este ganadero: "Victorino Martín miente cuando dice que a los pitones de sus toros sólo les hicimos una de las cuatro pruebas con las que trabajamos. Su representante firmó, el acta de conformidad tras haber presenciado las cuatro pruebas, como podemos demostrar". Estos técnicos veterinarios, que son funcionarios del Estado y desarrollan sus trabajos en la Escuela Nacional de Sanidad, matizan que no quieren polemizar con nadie, pero sí defenderse de los ataques interesados de estos ganaderos. Y Moya subraya que ellos se limitan a analizar científicamente los pitones sospechosos de afeitado que les envían los presidentes de las corridas.

En el análisis de astas se realizan estas pruebas: examen de su aspecto general, toma de las medidas biométricas, estudio interno del pitón y su línea blanca medular, y análisis histológico, para el que se emplea un aparato de enorme perfección, que utilizan numerosos países desarrollados con otros fines. "Al margen de que el afeitado lo ve a simple vista cualquier aficionado", comenta Lázaro López, "con estas cuatro pruebas, de las que se levanta acta, y firma el veterinario representante del ganadero como conformidad a que se han realizado correctamente, los resultados son más que fiables".

Los técnicos agregan que, en caso de duda, su dictamen siempre es negativo, para máxima garantía de los ganaderos, aunque en realidad debería ser positivo, pues suele tratarse de pitones excesivamente manipulados. Eso sin contar con que todas las astas que no llegan en buenas condiciones, o sospechosamente machacados, astillados o escobillados, ni siquiera se analizan. Ésto explica que en 1992 sólo dieran positivo 11 toros de los más de 7.000 que se lidiaron: "Aquí únicamente llegaron las astas de 112", comenta Ángeles Moya, "la mayor parte en malas condiciones, ya que no existían las cajas de metacrilato que ordenó el nuevo reglamento de ese año".

Ya en 1993, la existencia de las cajas y otros medios en muchas más plazas hizo que las sanciones afecten a 48 toros, de 29 ganaderías, aunque el número de pitones recibidos en el laboratorio fue todavía inferior, 99. Los dos técnicos veterinarios afirman que tienen su opinión Con respecto al tremendo aumento del afeitado en estos dos últimos años, pero se niegan a hacerla pública: "Nosotros analizamos los pitones que nos envían, aunque ya es significativo que en 1993 la mitad de éstos han dado positivo".

Pese a que las competencias taurinas están transferidas a varias Comunidades Autónomas desde 1992, éstas han seguido enviando las astas sospechosas de afeitado a Majadahonda. A partir de 1994, al menos el País Vasco empezará a hacer sus análisis con aparatos iguales a los de Majadahonda y con el asesoramiento de sus técnicos. "Eso refuerza nuestra fiabilidad", concluye López, "aunque los ganaderos seguirán negándola cuando les pillen. La gran diferencia es que nosotros aportamos las pruebas de los dictámenes y ellos, sólo palabras".

Los sancionados se consideran inocentes

Cinco de los seis ganaderos sancionados por afeitado afirman que son inocentes de este cargo, coinciden en afirmar que los métodos de análisis de astas no son fiables y aseguran que han recurrido por la vía contencioso-administrativa. Estas divisas son las de Victorino Martín, José Luis Pereda, Antonia Julia de Marca, Concha Navarro, Los Guateles y El Toril (ver EL PAÍS del pasado día 18).Victorino Martín suscribe las declaraciones de su hijo del mismo nombre, también veterinario, publicadas en este periódico el pasado día 21, y añade: "Estos profesionales me tienen manía por mi lío con su antecesor en los trabajos de análisis, Manuel Sanz". Pereda califica la sanción de anticonstitucional por varios defectos de forma de los que tiene pruebas. Tras descalificar los métodos y la forma de hacerlos, agrega que "además tendrían que demostrar que fui yo el que afeité personalmente para sancionarme". Para José Luis Marca, "los toros se rascan en la tierra y por eso se redondean sus pitones, pero no hay causas artificiales, al menos en mi caso. ¿Cómo lo va a detectar un análisis?."

Fernando González Rull, representante de Los Guateles, que tampoco confía en los métodos, dice que el toro por el que le han multado no se lidió bajo su responsabilidad. Fuentes de las ganadería de Concha Navarro también coincidieron en destacar su inocencia, en calificar los métodos de no fiables y en negarse a comentar algo más por estar el asunto en manos de los abogados.

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