¡Qué atrevida es la soberbia!
¡Pasen y vean! María de Austria no es la adúltera esposa de LuisXIII, sino una tierna adolescente perdidamente enamorada de su consorte. Milady, la pérfida cómplice del cardenal Richelieu, conoce a D'Artagnan no al comienzo de la peripecia parisina de éste, sino en Calais, poco antes... de que la propia Milady se suicide para "pagar por sus pecados", literal. Porthos es un redomado imbécil; el padre del temible gascón ha sido muerto en duelo por el feroz sicario del cardenal, Rochefort; los mosqueteros no tienen jefe; Richelieu se pasea, feroz, por sus abominables mazmorras subterráneas, a las que llega en lucida piragua, mientras trama, ¡con el auxilio de Buckingham! la muerte del rey y su sustitución por él mismo. Ah, y también planea hacerse con los favores de la joven reina: nada mejor, para ello, que .contratar un Chacal avant la lettre para que le pegue al rey un certero balazo en la cabeza...Ciertamente, las obras literarias están ahí para ser saqueadas y, a ser posible, mejoradas: Hitchcock lo hizo con Daphne Du Maurier y todos felices en el cambio; y es sólo un ejemplo entre mil. ¡Pero intentar corregir a Alexandre Dumas, el más excelso e inspirado escritor de novelas de aventuras, de esos prodigios de ambientación histórica que son sus obras sobre el XVII francés! ¡El inspirador, entre otros, de uno de los mejores musicales sin música de la historia del cine! ¡Y que esa "corrección" vaya en el sentido de edulcorar, de hacer más light y, se supone, apta para todo el público una trama que el propio cine americano había filmado, en plena era Hays y su temible código de censura moral, con toda fidelidad!
Los tres mosqueteros
De Stepehn Herek, con Charlie Sheen, Kiefer Sutherland, Chris O'Donnell, Oliver Platt, Tim Curry, Rebecca de Mornay, Julie Delpy. Estreno en Madrid: cines Rialto, Vaguada, Aragón, Paz.
¡Qué atrevida, qué horriblemente atrevida es la soberbia!
Porque de eso se trata: con la excusa de una reducción para adolescentes, el guionista, un tal David Loughery, ha dejado a las criaturas de Dumas literalmente con las carnes al aire, presas de incontenibles ataques de hiperactividad -¡hay que ver lo mucho que corren,y lo poco que piensan en este film descerebrado!- que para nada sirven. Y las ha dejado así sólo para demos tramos lo muy listo que es él, el director y la Disney, que es quien ha pagado este atropello. Los tres mosqueteros, versión Herek, sólo merece el olímpico desdén de todo aquel que se considere deudor de su infancia. Y de Dumas, que en este caos viene a ser lo mismo.
Babelia
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