Yo pago

Soy un español privilegiado: tengo trabajo (de momento). He superado el listón mágico de los que (dicen) no llegan, pero me han inscrito en el furgón de cola de los que (dicen) sí llegan. Por esto -y por todo lo demás- pago.Como tengo nómina (supercontrolada), pago hasta la última peseta, no pudiendo desgravarme por nada. La cosa no me da ni para fondos de pensión ni para donaciones benéficas y/o culturales, etcétera, con lo cual no sólo pago, sino que -y esto me preocupa- me esperan una vejez y una posterior rendición de cuentas a san Pedro bastante nefastas.

Se me ocurrió divorciarme, y por mor del prurito paternal y de la decisión judicial, pago. Esto me tiene contento: en un alarde de justicia, yo pago a Hacienda por algo que no percibo y mi ex no lo declara (?). Por la cosa de no molestar, alquilé un piso que pago (mi casero es buena gente). También estoy contento; no desgravo, al pasarme del tope por 30.000 pesetas (anuales).

Como hay que afianzarse, me compro un piso y pago (mi cooperativa, cruzo los dedos, funciona). Doy saltos de alegría; como gano tanto, no accedo a créditos blandos ni subvenciones (pago).

Y, en una explosión de felicidad, me entero por el periódico -que leo a medias con un compañero- de lo del Banesto (yo pago), PSV (yo pago), los fraudes del IVA (yo pago), de lo caras que salen las obras públicas (yo pago), de lo que cuestan los parlamentos autonómicos o las hábiles gestiones aquí o allá (yo pago)...

Ahora, para llegar al nirvana sólo me falta que me manden un folleto (en español o con subtítulos, por favor) para explicarme lo necesaria que es mi aportación para reconstruir el Liceo... Y tranquilos, que yo pago.

Y es que en ocasiones no sé si estoy luchando por el Estado del bienestar, por el bienestar del Estado o si para estar bien hay que estar en estado.-