Tonino Guerra, un poeta italiano escondido
El celebre guionista de Antonioni y Fellini presenta 'La miel', su cumbre lírica
Tonino Guerra, el guionista de los mejores filmes de Antonioni y Fellini, es, ante todo, uno de los máximos representantes de la poesía italiana actual. Fue precisamente la fuerza visual de sus imágenes poéticas la que llamó la atención de los nombres clave de la cinematografía de su país. Ayer, Guerra presentó en Madrid su primer libro de poesía, La miel, traducido al castellano por Juan Vicente Piqueras y editado por Ediciones La Palma.
Tonino Guerra tiene un aspecto que recuerda al de su admirado amigo el escritor colombiano Gabriel García Márquez. Con 71 años, bajito, un punto pasado de kilos, un poblado y canoso bigote y una inteligentísima mirada oscura, Tonino Guerra disfruta recordando cuando escribió el libro de poemas que ahora se publica en España y que en Italia ha visto ya seis ediciones. «Escribí este libro en 1981. Es una especie de diario bastante autobiográfico y en él cuento la historia de dos hermanos, uno es un intelectual y el otro un hombre sencillo, que se reencuentran en el hospital del pueblo en el que ambos vivieron y se detestaron. Sólo en el último momento percibirán la corriente de afecto subterráneo que les ha unido durante toda su vida".La estructura narrativa de los poemas recogidos en La miel tiene mucho de guión cinematográfico, reconoce Guerra. "Ante todo es un libro operístico. Pero yo no llegué a la poesía desde el cine, sino que la fuerza de las imágenes que yo describía fueron las que hicieron que muchos cineastas me reclamaran". Fellini, Antonioni, los hermanos Taviani, Angelopoulos, De Sica,. Francesco Rossi o Marco Bellocchio son algunos de los realizadores que pusieron imágenes a los guiones de Tonino Guerra. Y si en general tiene buen recuerdo de todos ellos, habla con especial amor de Fellini y de Antonioni.
"Con Wim Wenders busco la manera de llevar al cine unos cuentos de Antonioni. Él se recupera dé un infarto y queremos regalarle que esa película sea posible". Con Ántonioni -escribió casi todos los guiones de sus películas- tiene Guerra anécdotas que le hace soltar risotadas. Una de las que más le divierten ocurrió durante el rodaje de Desierto rojo: el actor principal desapareció sin explicaciones sin rodar las escenas amorosas, y éstas tuvieron que filmarse con un campesino que estaba de mirón y nada menos que con Monica Vitti de pareja.
Con Fellini, para el que hizo los guiones de Amarcord, Y la nave va o Ginger y Fred, entre otras, Guerra quiere hacer posible un deseo: llevar al valle de Rimini una losa de mármol blanco de Carrara con este texto: "Algunos lo sabían. A mí me lo dijiste muchas veces. Bastaría una losa de mármol sobre un prado de hierba y un banco por si nos quieren hacer compañía".
Y antes de terminar, recuerda otra anécdota vivida con Antonioni cuando viajando con éste retrataron con una polaroid a tres musulmanes. El más anciano devolvió la fotografía al director de La aventura diciendo: %Para qué parar el tiempo?". "Escribir es también parar el tiempo", concluye Guerra, "pero tengo la esperanza de que mis palabras ayuden a vivir de manera vertical, siempre en ascenso".
Babelia
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