El presidente de Argelia se compromete a acabar con la "efusión de sangre" en el país
El presidente de Argelia, general Liamin Zerual, se ha comprometido a impulsar el diálogo político y a acabar con la "efusión de sangre" en la que se encuentra inmerso el país. El mensaje fue difundido ayer por la noche por la radio y la televisión estatales, pocas horas después de que la organización radical integrista GIA (Grupo Islámico Armado) declarara la guerra al Frente Islámico de Salvación (FIS) y a su organización militar, Movimiento Islámico Armado (MIA), por sus intentos de diálogo con el régimen.
"Movilizaremos todos los me dios para luchar contra la violencia y para parar la efusión de sangre", aseguró ayer el general Liamin Zerual, el nuevo hombre fuerte de Argelia, en su primer discurso dirigido a la nación, tras su toma de posesión como presidente de la República el pasado 31 de enero.Para lograr este objetivo el Jefe del Estado se reafirmó en la política del diálogo, "a pesar de las reticencias y las vacilaciones de ciertos sectores" y añadió que en este proceso deberán intervenir "todas las fuerzas políticas nacionales sin exclusiones".
El discurso del general Liamin Zerual fue sobre todo el discurso de un hombre de Estado Además, trató otros aspectos de la vida política interna e internacional, entre los que se encuentra el referéndum de la ONU en el Sáhara Occidental o la necesaria potenciación de la Unión del Magreb Arabe.
Las palabras del general Zerual hicieron que muchos argelinos se olvidaran durante algunos minutos de la pugna interna en la que se encuentran enzarzados los grupos integristas armados, a consecuencia de sus posturas antagónicas con respecto al diálogo. Estas desavenencias han culminado con unas amenazas del Grupo Islámico Armado (GIA), la organización radical rival del FIS, que reclama el monopolio de la lucha armada y trata por todos los medios de frenar el proceso de diálogo.
El GIA, en una nota firmada por su Departamento de Información y Documentación de Estado del Califato Islámico de Argel, ha desautorizado a los dirigentes del FIS en sus contactos con el Gobierno y asegura que "sólo los combatientes de la fe (muyahidines) tienen el derecho de decidir y no los que están en el exilio". En el mismo comunicado el GIA acusa de traidor a Said Majlufi, un periodista y capitán que desertó del Ejército argelino hace más de dos años para pasar a convertirse en uno de los responsables del brazo militar del FIS junto con el emir o general Abdelkader Chebuti. Según estas acusaciones Majlufi habría trado de infiltrar dentro de las filas del GIA miembros de los servicios de seguridad, para "hacer estallar desde dentro las filas de los muyahidines".
Traidores ejecutados
Como consecuencia de estas supuestas conspiraciones, el GIA asegura que en los últimos meses se han ejecutado a un total de 70 traidores, después de haberles condenado a muerte de acuerdo con el Corán. El GIA asegura que continuará con las tareas de depuración y que después "le tocará el turno a los demás y particularmente a sus jefes traidores".
La declaración de guerra del GIA coincide con unas declaraciones efectuadas a un semanario libanés por un alto responsable del grupo, Saif Alá Yaafar, dirigente de la comisión política y jurídica del grupo radical, en las que propugna la lucha hasta las últimas consecuencias y propugna la muerte de "los judíos, cristianos y apóstatas", ya que en su opinión "son el símbolo viviente de la ocupación no sólo en Argelia, si no además en los otros países islámicos".
La irrupción del GIA en los medios de comunicación nacionales e internacionales supone una novedad en el panorama político argelino. Los observadores diplomáticos añaden que la actitud del GIA contiene elementos positivos, ya que trataría de llamar la atención de las autoridades, reclamar su presencia en el proceso de diálogo e impedir quedarse marginados en las transacciones que el Ejército trata de efectuar con los dirigentes fundamentalistas.
Las llamadas al diálogo, sin embargo, no consiguen por ahora frenar la violencia, según el último informe oficial se han registrado en la última semana un total de 15 muertos. Una de las últimas víctimas ha sido el militante comunista Mohamed Agún, de 42 años de edad, obrero y sindicalista de una empresa metalúrgica en Berruaguia, quien fue asesinado en su domicilio, delante de sus familiares.
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