Parece util, pero no lo es
Parece útil es el título de esta pequeña pero bonita exposición, que muestra obras de artistas cuya apariencia se asemeja a la de objetos prácticos. Incluso uno de ellos -una suerte de estantería para libros- posee una funcionalidad clara y como tal parece haberse concebido, pues se nos muestra con libros reales en sus estantes. Se agradece, a pesar de su sencillez, una exposición que presuponga un mínimo de reflexión y de imaginación, y se agradece doblemente el hecho de que las piezas sean buenas, en un momento especialmente flojo e n cuanto a lo que se ve en las galerías.Con razón su comisaria, Clara Renau, se ha fijado en que algunas creaciones actuales rozan el límite de la realidad: hay objetos artísticos que parecen mesas, sillas, vitrinas, construcciones, armarios..., y ello empezó a suceder con el minimalismo y con la obra de artistas como Archswager o el último Donald Judd, y lo vemos en la obra de Rober Gober (con sus camas y fregaderas) o de Per Kirkeby (con sus construcciones en ladrillo) y de tantos otros. Y existe la opción contraria, es decir, la de los artistas que deliberadamente se dedican a diseñar muebles: Diego Giacometti es sin duda el nombre más conocido, pero también lo son Meret Oppenheim o Man Ray. No es tan dificil establecer dónde están los límites conceptuales entre una cosa y otra, pero el juego es entretenido y cuando menos ejercita nuestro pensamiento visual.
Parece útil
La Sala Vinçon. Paseo de Grácia, 96. Barcelona. Hasta el 26 de febrero.
Juan Carlos Robles, un artista sevillano residente en Barcelona y ahora en Berlín, presenta una vitrina con polvos blancos dispuestos, en parte, como las rayas de cocaína. La vitrina en sí misma es tan bonita que podría ser utilizada para cualquier museo de etnología o de ciencias naturales: una sugerencia.
Dicotomía en Solano
Las dos obras de Susana Solano son totalmente desiguales: Capello debe de estar concebida. como una estantería y hay algo que no funciona bien entre el remate en forma de cúpula o chimenea, tan verdaderamente escultórico, y la escala pequeña y doméstica del objeto en su conjunto. Su otra obra, Valigia (11)88), es como una valija de ejecutivo, con una parte de metal y otra de fina madera, exquisitamente ensambladas, con el frío acabado de los objetos de diseño. De hecho, vemos aquí un ejemplo de la dicotomía en la obra de Solano: un trabajo más propiamente escultórico, por un lado, y un trabajo más literal. Esta literalidad está también presente en la obra de Guillermo Lledó, con una Caseta de tres cuerpos geométricos, de menor a mayor, semejante a las realizadas en los juegos infantiles, pero en blanco. Como todo lo que hace este artista, el resultado es estéticamente agradable, aunque le falta un punto de originalidad.Los platos sencillos de loza blanca son elementos que aparecen en dos obras aquí expuestas: los de Jordi Colomer encajan en un armazón de hierro y de maderas. transversales. Ésta es la única pieza que a mí no me recuerda nada útil, sino que es una magnífica escultura que cita, como en un homenaje, a la famosa Pila de platos de Tápies (1970). También es una cita a Tápies, por lo que nos han dicho, la Doble pila de platos de Antonio Abad, cuyo concepto es ambiguo, pues está rodeada de una cinta métrica: hay que suponer que mide el doble de la de Tápies, pero su efecto final no produce el efecto deseado.
Finalmente está Condición del artista, modelo de uso, de Ramón Guillén Balmes, un artista más que estimable. Es como un enorme sillín de bicicleta, forrado de fieltro claro (el material con el que trabaja generalmente) y sostenido por una barra que lo atraviesa: a mitad de camino entre el surrealismo y el diseño imposible, se convierte en una de las piezas más importantes de la exposición.
Babelia
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