Angelillo, el exilio de la copla
Angelillo se llamaba Ángel San Pedro Montero (Madrid, 1908-Buenos Aires, 1973), y fue uno de los cantantes más populares de España durante los años veinte y treinta. Al terminar la guerra civil hubo de tomar el camino del exilio, de igual modo que otro de los grandes copleros de aquellos años, Miguel de Molina, que también había nacido en 1908. Angelillo había cantado en muchas ocasiones para el Ejército republicano. Huyó precipitadamente a Orán y desde allí, acompañado de Sabicas, a Argentina.Pertenecía a una familia muy humilde del Puente de Vallecas. Antes de dedicarse al cante quiso ser torero, pero se tuvo que ganar la vida como deshollinador y aprendiz de joyería. A mediados de los años veinte ganó un concurso de flamenco en Vallecas y al poco tiempo era ya una de las grandes figuras de la copla. Durante la guerra civil, sus canciones se escuchaban en los dos bandos: Milonga de Juan Simón, Cómo reluce, Radio Cuba y, sobre todo, Soy un pobre presidiario y Chiclanera. En 1954 vuelve a España para interpretar la película Suspiros de Triana y realizar diversas actuaciones. A partir de entonces, su vida transcurre entre España y Argentina. Muere en Buenos Aires, el 24 de noviembre de 1973, tras una operación de estómago. Según algunas versiones, el óbito se debió a un apagón de luz en el quirófano, que no tenía generador.
Angelillo intervino en varias películas. Hasta el momento se tenía noticia de El sabor de la gloria (1932), El negro que tenía el alma blanca (1934), Currito de la Cruz (1935), La hija de Juan Simón (1935, en la que Luis Buñuel ejercía de encargado de producción), Centinela alerta (1936, de Jean Gremillon), La canción que tú cantabas (1939), Mi cielo de Andalucía (1942), Suspiros de Triana (1954) y Tremolina (1956).
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