La 'bici'
"Nadie se puede blindar contra la verdad. La verdad tarda en salir, nadie está blindado contra la verdad" (Mario Conde, martes, 11 de enero de 1994)En el salón Baltasar del hotel Eurobuilding, cuando las campanas doblan por Mario Conde y éste, puntual, hace su entrada entre un corredor humano de fotógrafos, que rompe, con la fuerza de un río, el dique de la primera fila, el ex consejero Rafael Pérez Escolar, impresionado como todos por la situación, espeta al oído del cronista: "Comprenderás que esto Ba lucha] acaba de comenzar ahora mismo".
Conde explicó ayer su solución. Al describir su plan, tuvo que admitir que dependía de otros y de unas condiciones difíciles de asegurar. Era un plan para ganar tiempo. En Estados Unidos, después de la frenética especulación de los años treinta, surgió el concepto que el ex presidente de Banesto ha aplicado durante 1993 y los días previos a la intervención, el del wheeler-dealer, o lo que en los países latinoamericanos se ha denominado la bicicleta. En ambos casos se usa la rueda como metáfora: un tipo especial de hombre de negocios que corre a gran velocidad y que en ningún caso debe dejar de pedalear. En Wall Street podía ser alguien que burlaba la ley o alguien muy arriesgado que en poco tiempo hacía grandes beneficios.
Conde obtuvo en 1992 la comprensión del Banco de España, después de un periodo de enfrentamientos con el anterior gobernador, Mariano Rubio. Pero el banco emisor, al mando todavía de Rubio, le sacó de apuros: Banesto había dejado caer a su empresa Sniace y, por ello, se le cortó el grifo en el interbancario. Más tarde, Luis Ángel Rojo le permitió incumplir la normativa de recursos propios, y en noviembre de 1992, con J. P. Morgan, se diseñó un plan de saneamiento. A medida que éste se cumplía -ampliación de capital de 94.000 millones mediante-, los inspectores, esa especie de mosca cojonera zumbando alrededor del elefante, veían cómo el dinero caía en saco roto. El capital fresco se evaporaba y Banesto ya había golpeado, sin éxito, a muchas puertas. Conde volvió a pedir a finales de 1993 una tercera oportunidad (por citar sólo las más recientes). Fue cuando el Banco de España dijo que no: una cosa era cargarse de razón para adoptar medidas y otra ser cómplice con una política que se llevaba el banco por delante.
El plan de Conde es el modelo del wheeler-dealer. Si Rojo, razonaba Conde, me permite ciertas excepciones, si tengo el apoyo de J. P. Morgan, si la economía española mejora y recupero buena parte de los créditos, si consigo vender un 25% (no oficial, dijo ayer) del Banco Totta & Açores, y si los mercados me dan el dinero que pida, esto se arregla. Si era así de fácil, ¿por qué Morgan no se quedó los 56.000 millones de convertibles para colocarlos, más tarde, en un mercado más receptivo ? La verdad: Conde creía que si la marea económica volvía a subir, él se pondría en casa. En el truco de las pirámides, desde la época de Ponzi, el factor tiempo es decisivo.
Conde volvió a representarse ayer a sí mismo. Pero se traicionó en dos ocasiones memorables. La primera, al afirmar que había dejado Banesto en la mejor situación de los últimos años; la segunda fue todo un acto fallido, al hablar sobre los medios de comunicación como sistema de protección. Escuchémosle: "Nadie se puede blindar contra la verdad. La verdad tarda en salir, nadie está blindado contra la verdad". Es el hombre que, ante el espejo, habla consigo mismo.
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